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Izquierda: nombre circunstancial y accidental



Los nombres personales o comunes son accidentales y circunstanciales. El nombre: IZQUIERDA, es un nombre común abstracto y surgió accidentalmente, en circunstancias específicas.


Durante la Asamblea Constituyente, en medio de la Revolución Francesa a ese día de agosto de 1789 en el que estaba teniendo lugar la votación sobre el poder que debía tener el rey Luis XVI, estaban los seguidores de la Corona y los revolucionarios interesados en tumbarla, era tan acalorado y pasional que los contrincantes se terminaron ubicando estratégicamente en la sala según sus afinidades.



De un lado, en las sillas ubicadas a la derecha del presidente del organismo, se sentó el grupo más conservador. Del otro lado, en las sillas de la IZQUIERDA, se comenzaron a reunir los revolucionarios que tenían una visión opuesta.


No son los nombres los que determinan las ideas, el pensamiento crítico, las inclinaciones, posiciones o posturas.


Desde la perspectiva ontológica, la vida humana, como ente, es el determinante determinador de todos los sentimientos y comportamientos del hombre.


Existen en los vivientes tres habitudes genéricas y radicales, a saber: la de nutrirse, sentir e intelígir. El filósofo Xavier Zubiri explica la sensibilidad propiamente dicha que tiene como soporte un sistema nervioso en centralización creciente, tanto más perfecto cuanto más se asciende en la escala zoológica.


Por otro lado, nos dice Zubiri: “Inteligir las cosas es mucho más que sentirse afectado o estimulado por ellas. Es saber qué es en realidad de verdad ese "algo" que nos afecta o estimula y qué somos nosotros mismos realmente más allá del hecho de sentirnos afectados o estimulados. Lo que formalmente constituye la inteligencia es la apertura a las cosas como realidades y no como meros estímulos”.


“En el hombre su sentir no es ya el mero sentir animal, sino sentir humano, esto es, sentir-intelectivo. El hombre empieza a entender las cosas sintiéndolas: es, en definición de Zubiri, "inteligencia sentiente". Se trata de una estructura cognoscitiva tal que sentir e inteligir, aun siendo distintos e irreductibles, funcionan convergentemente en orden a "hacerse cargo de la situación estimulante como una situación y una estimulación 'reales' y excogitar una respuesta adecuada".


“En dimensión humana la llamada verdad ontológica no es otra cosa que la inteligibilidad o propiedad que tienen las cosas de ser inte-ligibles ("intus-legibiles"), o leíbles por dentro, y, por ende, expresables en conceptos. La verdad ontológica se da, pues, en las cosas en relación con el entendimiento a nivel de conceptualización. El concepto es el primer acto del entendimiento del que se desprenden todos los demás. “Aunque la verdad se da ante la inteligencia, son las cosas las que dan verdad real”, sostiene Zubiri.


Esa inteligencia sentiente, única en el animal humano, determina la decisión de vivir en comunidad, a partir de la familia, los clanes, tribus, hasta formaciones sociales más complejas como el Estado y la institucionalidad que se deriva de esa voluntad de vivir en sociedad. Esa voluntad social determina la fundación del Ideario político, la organización política, las formas de gobernar, la tradición, la cultura, los sentimientos identitarios, el sentido de justicia, paz, solidaridad, etc.


Por esa inteligencia sentiente y por esa propiedad que tienen las cosas de ser leíbles por dentro y expresables en conceptos, se van formulando categorías del conocimiento hasta culminar en los sustratos ideológicos. Por esa inteligencia sintiente tenemos capacidad para leer, en sentido real, lo único, verdadero y bueno de las cosas, y por esa capacidad interpretativa hacemos opciones.



La biosfera, la vida total en todas sus manifestaciones, es todo, siendo la humana solo una parte. Sin vida humana, sea por catástrofe natural, pandemia o conflagración nuclear, podríamos imaginar, a priori, la presencia de la nada con relación a la vida humana y la civilización. A priori porque ese desenlace futuro escapa a la capacidad cognitiva. La vida en la tierra podría, eventualmente, continuar sin presencia humana, de hecho el hombre es el último huésped sobre la faz del planeta, y antes de la existencia de la vida humana, la tierra no necesitó su presencia.


Conservar la vida, en general, defenderla, es defender todo: la justicia social, la paz, la solidaridad, la libertad, democracia real, los derechos humanos, nuestra relación equilibrada con la naturaleza y por consecuencia la defensa de los ecosistemas, del medio ambiente, etc.


Quien opta por la defensa de la vida, asume una postura, toma o fija una posición, toma partido, inclinación, opta por todo lo bueno que determina y nos trae la vida. Esa opción puede tener cualquier nombre: izquierda, socialismo, socialdemocracia, socialismo democrático, socialismo científico, progresismo, altruismo, justicialismo, patriotismo, solidarismo, civilismo, biologismo, teología de la liberación, o todos esos nombres juntos, no exclusivamente IZQUIERDA.


No es el nombre lo que determina de que lado estamos, sino nuestra opción por la vida. Esa opción determina desde que lugar libramos nuestras luchas, con quiénes y para quiénes.


La antítesis es el asesinato, el homicidio alevoso, el magnicidio, el sicariato, el genocidio, las masacres y torturas, el fratricidio, las guerras por el reparto del mundo, del poder y la riqueza entre naciones o grupos sociales; la esclavitud, la trata de personas; los falsos positivos; el tráfico de sustancias alucinógenas como la cocaína, la heroína, el crac; las hambrunas por omisión o negligencia de los gobiernos; la tala indiscriminada de árboles, la quema de bosques, el fracking, la falta de voluntad de los gobiernos para suplir al extractivismo petrolero por producción de energías limpias y evitar la quema de combustible fósil causante del calentamiento global, etc.

No son relevantes los nombres: izquierda, marxismo, cristianismo, budismo, islamismo, si los postulados, tesis o contenido de sus doctrinas no se aplican.


¿Qué le diríamos a un cristiano justo y recto que practica la solidaridad? ¿Que lo que hace está bien, pero no es suficiente y que debe ser instruido en las tesis del marxismo-leninismo?


¿Leer los tomos del Capitalismo de Marx, del materialismo histórico y la dialéctica materialista hará de ese lector mejor persona, de manera automática?


¿Qué le diríamos a un ateo que practica la justicia? ¿Que lo que hace está bien, pero no es suficiente y por lo tanto debe leer la biblia de principio a fin y aceptar el dogma de la fe para que pueda entrar al reino de los cielos?


¿Leer la biblia permanentemente hasta citar de memoria capítulos y versículos, logra que un cristiano sea mejor persona? Los dogmas e ideologías pueden cualificar mejor la opción, el sentido de justicia, de unos y otros, pero no lo determinan.



Si la opción que se toma no es correcta, podemos estar en el lugar equivocado. Podemos ser de IZQUIERDA de manera accidental, sin saberlo. Pero también es probable que muchos hayan tomado la opción correcta al margen de una ideología específica. Sin opción correcta podemos fácilmente pasar de la IZQUIERDA a la derecha. Sin opciones por verdades reales los extremos: IZQUIERDA y derecha se pueden tocarse entre sí, hacer parte de lo mismo.


La opción por la defensa de la vida define las posiciones. No a priori, las posiciones no definen por sí mismas las opciones.

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