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Periodismo del futuro



Siempre resulta fascinante la lectura de un buen libro. Esta vez resultó además asombroso e impactante el habernos entregado a una lectura fácil, rápida y amena de una de las obras menos conocidas de uno de los autores más famosos de la literatura universal. De hecho, el libro fue difícil de localizar. Un solo ejemplar estaba casi que escondido en apenas una de las librerías grandes de la ciudad. Además, curiosamente fue escrito originalmente en inglés y no en el francés natal de su autor, el conocidísimo Julio Verne, escritor, dramaturgo y poeta célebre por sus novelas de una gran influencia en el género literario de la ciencia ficción entre las que se encuentran, como las más famosas : “De la Tierra a la Luna”(1865), “Veinte mil leguas de viaje submarino” (1870), “La vuelta al mundo en 80 días” (1872) y “La Isla Misteriosa” (1874).



La obra a la que nos referimos esta vez tiene un título curioso y sugestivo: “La Jornada de un Periodista Americano en 2889”. Sí, usted ha leído bien. Ese es el año. Bordeando el final del Siglo XXIX. Y lo más increíble es que fue escrita en 1896 –con una anticipación de casi mil años (¡!)– y, sin embargo, relata con gran fidelidad modernos inventos tecnológicos y ciertos acontecimientos que tienen plena vigencia hoy.


El autor comienza describiendo la sociedad futura en la que se desarrolla la labor periodística de entonces, criticando a los habitantes de no valorar todo el desarrollo que ha habido ya que “viven en una magia permanente sin que parezcan darse cuenta”. Destaca las mega polis de más de 10 millones de habitantes cuyo cielo es surcado por vehículos y buses aéreos. También los “Aerotrenes” y los tubos neumáticos que atraviesan los océanos a una velocidad de 1.500 kilómetros/hora. Llama poderosamente la atención que menciona a un tal James Jackson como el inventor que hizo un gran aporte a la humanidad con el descubrimiento de las energías limpias en la que se utilizan “… acumuladores que condensan los rayos solares, saltos de agua, vientos, ríos, etc.…” y a través de “..transformadores que extraen la energía de los acumuladores y la deposita en el espacio en forma de calor, luz, electricidad y energía mecánica…”


Verne nos habla del tipo periodismo que, según él, tendremos en esa época basado en la transformación que ha tenido el pequeño diario “New York Herald” que 200 años después Franscis Bennett, un descendiente de sus dueños originales, le ha convertido en un verdadero conglomerado comercial gigantesco que produce mucho dinero y que no solo se dedica a la industria informativa multimedia, sino también a la inversión en grandes empresas de energía, la creación y promoción científica y literaria y, además, posee una gran influencia política y económica global que le permite intervenir, asesorar e influir sobre los hombres más poderosos del mundo. Con estos últimos conviene, por ejemplo, hacer una serie de informes periodísticos para favorecer sus intereses.



Impactante es lo que tiene que ver con la utilización de lo que hoy conocemos como el Celular, que el autor considera un aparato “fonotelefótico” que no solo le permite particularmente al dueño de este emporio comercial conversar y ver a su esposa desde París estando él en “Centró-polis” (antiguo Washington) sino que facilita que los millones de suscriptores del hoy “Earth Herald” reciban información audiovisual de los acontecimientos del día en tiempo real


Lo admirable es la habilidad de Verne para imaginar con tanta anticipación gran parte de la realidad de lo que es el periodismo de hoy.


@vherreram

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