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Foto del escritorActa Diurna

Los escenarios para Venezuela de consolidarse el triunfo de Maduro



La complicada situación que vive Venezuela después de la realización de sus elecciones presidenciales el pasado domingo 28 de julio, cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela dió por ganador a Nicolás Maduro, podrían generarse escenarios con implicaciones sociales, políticas y económicas que impactarían no solo a ese país si no a todo el continente-


Estos son los posibles escenarios:



Nueva oleada migratoria


Todos los expertos y líderes de opinión mundiales coinciden en que crecerá la diáspora venezolana.


Venezuela ya ha visto cómo casi ocho millones de sus ciudadanos huían del país en busca de oportunidades en el extranjero.


Ante otros seis años de gobierno de Maduro, estancamiento económico y represión, más venezolanos optarán por buscar otros horizontes.


Este éxodo sin precedentes ya ha provocado la evolución de sofisticadas redes de tráfico de migrantes y trata de personas, que explotan y reclutan a refugiados vulnerables y se alimentan de las diásporas venezolanas en toda América Latina y el Caribe.


El Tren de Aragua es una de las estructuras criminales más notorias que ha crecido a expensas de la crisis migratoria, al tiempo que ha establecido su presencia en diferentes partes de Sudamérica.


Un un artículo de BBC news mundo se señala que, según un sondeo realizado por Meganálisis, publicado en abril, mostró que al menos 44,6 % de la población venezolana consideraría emigrar si el presidente Nicolás Maduro conseguía un tercer mandato presidencial.


Agregó que, otra encuesta reciente hecha por ORC Consultores encontró que más del 18% de los encuestados planearía migrar del país antes de fin de año, si Maduro ganaba.


Más migración a EE.UU.


Pero la nueva ola migratoria estará acompañada de nuevos destinos y una nueva evolución del crimen organizado transnacional venezolano.


Sudamérica ya absorbió a millones de venezolanos, y cada vez hay menos oportunidades para los migrantes ahí.


Esto ha alimentado, especialmente en los dos últimos años, una oleada de personas que se dirigen hacia el norte, hacia Estados Unidos, una tendencia que seguro continuará.


Es poco probable que grupos venezolanos como el Tren de Aragua echen raíces fuertes en Centroamérica, como ha pasado en Sudamérica.


Pero se debe a que Centroamérica ya cuenta con un abarrotado panorama criminal, así como con rutas migratorias establecidas, que operan desde el comienzo de las guerras civiles que asolaron la región entre las décadas de 1970 y 1990.


Sin embargo, hay indicios de que criminales venezolanos han establecido puntos de apoyo en Estados Unidos, incrustados en las diásporas venezolanas, especialmente entre los migrantes cuya situación legal es incierta.


Eso los hace muy vulnerables a la explotación por parte del crimen organizado.



Mayor dependencia de intermediarios internacionales ilegales del petróleo


Venezuela se asienta sobre algunas de las reservas de petróleo más extensas fuera de Oriente Próximo. Y aunque la incompetencia y la falta de inversión han obstaculizado la producción, que llegó a superar los tres millones de barriles de petróleo al día, el país todavía produce algo más de 800.000 barriles diarios.


Hace tiempo que pesan sanciones sobre la industria petrolera venezolana, pero aún así el régimen ha sido capaz de mover cantidades significativas de crudo.


Y lo hace, primero recurriendo a aliados como Irán, Rusia y China, y después, a diversas redes criminales internacionales capaces de eludir las sanciones.


Mayor dependencia de las redes de contrabando de oro


Al igual que el petróleo, Venezuela tiene importantes yacimientos de oro. El régimen de Maduro ha dependido de actores criminales para extraer este mineral, y de redes internacionales de contrabando para venderlo en mercados internacionales, a la par que disfraza su origen y esquiva así las sanciones.


Creciente influencia en el comercio mundial de cocaína


Venezuela necesitará encontrar otras formas de obtener las divisas que necesita con desespero y el comercio de cocaína ofrece ingresos significativos. El tráfico de cocaína a través de Venezuela no es nada nuevo. Sin embargo, habrá evolución del país no solo como punto de tránsito, sino como productor.


Las plantaciones de coca surgen a lo largo de la frontera con Colombia, con cultivos registrados en al menos tres estados venezolanos, y los grupos armados ilegales colombianos han establecido una sofisticada infraestructura de narcotráfico en estas zonas.


Y algunos expertos en el tema afirman que lo hacen con la bendición del régimen de Maduro. Una mayor implicación en el creciente comercio mundial de cocaína podría ofrecerle a Maduro un salvavidas económico, además de inundar de drogas a unos Estados Unidos hostiles.



Debilitamiento de la estrategia de paz en Colombia


El presidente de Colombia y aliado de Maduro, Gustavo Petro, ha elaborado un ambicioso plan para poner fin al conflicto civil que dura ya seis décadas, convirtiéndolo en una de sus iniciativas estrella.


Bautizada como «Paz Total», Petro negocia con dos grupos que tienen profundas raíces en Venezuela, el Ejército de Liberación Nacional, Eln, y la Segunda Marquetalia, grupo disidente nacido de las ya desmovilizadas Farc.


Ambos grupos cuentan con una parte significativa de su membresía en Venezuela, junto con una infraestructura logística y de obtención crucial de ingresos.


Con la perspectiva de otros seis años de protección por parte del régimen de Maduro, es poco probable que estos grupos firmen algún acuerdo de paz con el gobierno colombiano, a menos que se acuerden términos muy generosos (y, por tanto, políticamente inaceptables).


Así pues, es probable que veamos no solo una presencia continuada de estos grupos en el panorama criminal colombiano, sino su fortalecimiento.


Mayor regulación gubernamental de economías criminales y sus actores


El resultado de lo anterior será no sólo la consolidación del Estado híbrido criminal venezolano, sino una mayor regulación de los grupos criminales. El destacado periodista y analista de seguridad Javier Mayorca, lo describió como una forma de “Pax criminal”.


“Entonces, esto implica que Maduro, en un eventual nuevo periodo, tendría que continuar con esa línea (de Pax criminal) un poco rechazando aquellos grupos que ejercen abiertamente la violencia…. y buscando cierta normalización”, dijo.



Esta “normalización” podría implicar un crimen organizado cada vez más incrustado en el Estado, regulando y dirigiendo las economías criminales desde dentro del régimen de Maduro.


Además, buscaría maximizar las ganancias criminales para sostener una administración hambrienta por la falta de opciones legales.

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