Por: Santiago Palacio
Las elecciones, a las que a menudo se les llama celebración de la democracia, comienzan temprano, a las ocho en punto, cuando los candidatos, con generosidad, proveen transporte para facilitar la participación en el proceso democrático y una que otra chucherÃa como tamales, lechona, tejas o cemento.
La vibrante democracia es tal que, metafóricamente, hasta los "muertos votan" con alegrÃa. Sin embargo, estas festividades esconden un juego de poder entre los partidos polÃticos y su concierto para delinquir, mafioso para conseguir el botÃn que ofrece el poder.
La democracia del voto se reduce a la obediencia de las mayorÃas a quien concentra el poder económico y comunicativo, ejercido a través de campañas publicitarias desmedidas y un avasallamiento de los medios de comunicación. Esa obediencia es a quien consigue transmitir el mensaje populista, sin importar si es el candidato más adecuado.
Se supone que la igualdad de derechos garantiza una igualdad en la participación al votar. Pero la realidad es que el acto de votar no siempre se realiza con la plena libertad que deberÃa. No todos los candidatos tienen las mismas oportunidades económicas para desarrollar sus campañas y algunas zonas y familias están ya afiliadas a un partido por tradición más que por convicción.
Las elecciones, lejos de ser una garantÃa de participación democrática, ratifican la imposición de grupos dominantes. Aquellos que tienen el poder buscan mantenerlo y el pueblo, la mayorÃa pobre , carente en todos los sentidos, queda relegado sin formar parte del grupo beneficiado en una elección libre y democrática. El statu quo se garantiza, las mayorÃas siguen siendo dirigidas por los poderosos, quienes con su dominio aseguran que su situación no cambiará. Asà es como comúnmente encontramos a hijos de presidentes o familiares o esposas de polÃticos famosos como candidatos.
¿Y las elecciones es lo que necesita una nación? Pues no, lo que necesita una nación es tomar decisiones en pro del progreso de la mayorÃa. Es más, elegir por voto no es democracia, sea garantizado para que no lo sea.
Para ser elegido lo que necesitas no es necesariamente inteligencia o ser un ejemplo de conducta. Lo que necesitas es plata y ser famoso e irresponsable. Porque aunque tuvimos candidato titok aún no hemos tenido a youtubers como la ranga o sepa colombia o vulgarcito que no han tenido la irresponsabilidad de proponerse como presidentes. Por eso es que cierto partido temeroso de disolverse, que sabe que no tiene respaldo de nadie, busca gente asà famosa, con plata para ofrecerles candidaturas a puestos de elecciones, asà garantiza la continuidad y falsea su respaldo con los seguidores de estos famosos.
Con las elecciones que ha pasado, que grupos poderosos se adueñan del gobierno y no lo sueltan. O para parecer democráticos dos grupos de poder se alternan el gobierno. Pero no nos engañemos, las elecciones no son democráticas, ni a través de ellas el pueblo accede al poder.