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Llueve que llueve

Actualizado: 24 nov 2022



Que recordemos, nunca antes habíamos visto y sentido las lluvias con tanta frecuencia, intensidad y volumen como lo ha sido en todo este año en nuestro territorio.


Nos jactábamos hasta hace un tiempo de que aquí, en nuestra región Caribe, contábamos con 9 o 10 meses al año de pleno sol y lo usábamos como argumento natural para ser objeto del desarrollo de las energías limpias como la solar y la eólica. Pero las circunstancias han venido cambiando drásticamente.



Cada vez notamos nuestra conexión con los fenómenos que están ocurriendo a nuestro alrededor y sentimos con más fuerza las severidades del denominado Cambio Climático. Cada vez nos afectan con mayor rigor lo que sucede en el Gran Caribe durante la temporada de huracanes que ocurre en el segundo semestre de todos los años.


Este fin de semana, por ejemplo, estuvimos “pasados por agua”, como dirían, con lluvias durante más de 48 horas continuas, con afectaciones en Piojó, Repelón, Usiacurí, Sabanalarga, Malambo, Soledad y parte de Barranquilla, en el Atlántico.


Y los pronósticos dicen que las precipitaciones y vientos fuertes continuaran con mayor intensidad. En efecto, el Ideam ha advertido sobre el fenómeno de La Niña y sus consecuencias en la región y de cómo la intensidad de las lluvias será 50% superior a lo acostumbrado.


Es común entonces ver por estos días en la ciudad y el departamento árboles caídos, casas destechadas, campesinos que han pedido sus casas, sus tierras, sus crías o sus cultivos, arroyos desbordados, deslizamientos de tierras, apartamentos de últimos pisos de los edificios inundados o con grandes goteras, en fin.


Precisamente se realiza por estos días la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022, la más grande e importante sobre el tema, más conocida como COP 27, en Sharm El Sheikh, Egipto, la cual ha tenido como preámbulos este año las inundaciones en Pakistán, las olas de calor en Europa y el huracán Ian. La cumbre irá hasta el próximo 18 de noviembre, 48 horas antes de que se inicie el tan promocionado Campeonato Mundial de Futbol, por cuya expectativa se corre el riesgo de opacar las conclusiones del evento climático.


Curiosamente, ambos certámenes tienen un controvertido patrocinador común: Coca-Cola. Así mismo, sus países anfitriones – Egipto y Catar – tienen un largo historial de violación de derechos humanos.


Lo cierto es que bajo estas instancias se firmó, por ejemplo, el Protocolo de Kioto (1997), que tiene como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), se estableció el mercado de Carbono, y se avanzó con el Acuerdo de París (2015), en el que los países acordaron tratar de limitar el calentamiento global a 1.5°C. Esta vez el COP 27 está tratando sobre la crisis energética generada por la guerra Rusia-Ucrania, así como la revisión del cumplimiento de los países acerca de los compromisos sobre la emisión de Carbono bajo los términos del Acuerdo de Paris.


Lo que viene será cada vez más complicado que lo que estamos viviendo. De hecho, la ONU vaticina que solo hasta el año 2030 tenemos la oportunidad de revertir el daño que el hombre le ha causado a la naturaleza y, por tanto, evitar su reacción demoledora.



Estamos advertidos. No solo debemos estar preparados si no ser proactivos para reconocer las zonas de alto riesgo en nuestro territorio e identificar los sitios que son más vulnerables y protegerlos, reubicarlos y auxiliarlos y así anticiparnos a las tragedias


Como dijo el presiente Petro al presentar su decálogo en el COP 27: “…Es la hora de la humanidad…”.


@vherreram

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