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¿La especialidad de Vicky Dávila es hablar de lo que no sabe?

Por: Mario Andrés Arturo Gómez


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Una experiodista, hoy precandidata presidencial, para enderezar su campaña, ha adoptado, como minuta obligada de su discurso, la descalificación hacia uno de sus pares por haber ejercido el Derecho Penal. Ese impulso incontenible de opinar de lo que nada se sabe, bien podría ser considerado el deporte nacional colombiano.


Con esa descabellada tesis, de que todo abogado defensor carece de moral, la “experiodista” no estigmatiza a un candidato, sino a una rama del derecho que, por cierto, es la más bella y la única que aborda al hombre desde su humanidad. Desde 1937, el maestro Francesco Carnelutti enseñaba en la Universidad de Padua que: “el abogado no defiende al culpable ni al inocente: defiende al hombre”.



Solo quienes hemos tenido la oportunidad de ejercerlo, entendemos la responsabilidad de acompañar al hombre a su enfrentamiento contra el poder del Estado. Tal vez, la encumbrada periodista no se enteró de que, precisamente hace un mes, el cuerpo del célebre abogado Robert Badinter, fue llevado al Panteón de los Héroes de París, por su proeza de lograr abolir la pena de muerte en Francia. Allí yace al lado de Voltaire, Rousseau y Víctor Hugo.


La grandeza de cualquier profesión la determina la capacidad de ponerla al servicio de la humanidad y de sentir como propias las causas que son ajenas. Les aborrece el derecho penal solo mientras un desacierto los enmarca dentro de él. Podría uno extenderse mucho en la narración de las veleidades de quienes usan sus posiciones para edificar proyectos personalistas; pero es mejor dejar que la democracia emita su dictamen, aunque estoy seguro de que ese resultado tampoco le va a gustar.

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