La Ciénaga Grande de Santa Marta: al borde del colapso
- Acta Diurna

- 28 jul
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Un exhaustivo estudio de seis meses, respaldado por tecnología satelital de vanguardia, ha documentado cómo la proliferación de plantas acuáticas invasoras en Nueva Venecia no es un fenómeno aislado, sino la manifestación palpable de un deterioro profundo e irreversible que amenaza la totalidad de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Este humedal de 45.000 hectáreas, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, enfrenta una crisis ambiental de proporciones alarmantes.
La investigación, que fusionó imágenes satelitales capturadas cada tres días con vuelos de drones de alta precisión, demuestra que lo que inicialmente parecía un problema circunscrito a este pueblo palafítico es, en realidad, la evidencia visible de un colapso ambiental que se propaga ininterrumpidamente a través de la vasta red de canales que conecta el complejo lagunar.
Un laboratorio natural en desintegración
La Ciénaga Grande de Santa Marta ha sido, históricamente, un laboratorio natural excepcional, donde las aguas saladas del mar Caribe confluyen con las dulces del río Magdalena y los cinco ríos que descienden de la Sierra Nevada. Este equilibrio milenario ha sustentado uno de los ecosistemas más productivos del planeta, proveyendo un hábitat vital para centenares de especies y el sustento de miles de familias de pescadores.
"Las imágenes satelitales nos revelan que no estamos frente a un simple problema de maleza que se desplaza de un lugar a otro", explica Maiker Rojas, ingeniero especialista en análisis espectral de Maxdrone de Barranquilla. "Estamos documentando el colapso progresivo de un sistema que ha funcionado durante siglos." Gracias a sofisticadas herramientas de análisis espectral, los investigadores lograron detectar variaciones críticas en la química del agua, alteraciones en la densidad de la vegetación y la presencia de microorganismos tóxicos, todo con una resolución sin precedentes de hasta un metro.
Los canales: el termómetro de la catástrofe
Uno de los puntos más críticos identificados es el caño Aguas Negras, que sirve de conexión entre Nueva Venecia y la Ciénaga El Pajaral. En esta zona, las imágenes evidencian que las plantas invasoras no son meramente arrastradas por la corriente; por el contrario, prosperan debido a severas alteraciones en la composición del agua.
"Los datos son irrefutables: la invasión de buchón de agua y cola de caballo en los alrededores de Nueva Venecia es el síntoma visible de una alteración profunda en el sistema de intercambio hídrico", afirma José Otero, director de Maxdrone. "El patrón de propagación sigue de manera precisa las corrientes principales del sistema lagunar". Desde 2017, la Ciénaga El Pajaral ha experimentado una pérdida sistemática de su nivel de agua, creando condiciones óptimas para la expansión descontrolada de especies invasoras. Hoy, más de 300 familias que dependen de la pesca se enfrentan a un ecosistema en constante degradación.
Microorganismos tóxicos: una alarma silenciosa
El estudio también ha desvelado la preocupante presencia de cianobacterias, microorganismos que pueden ser letales para la vida acuática y perjudiciales para la salud humana. En febrero de 2025, los investigadores identificaron "manchas azules brillantes" en áreas cercanas a Buena Vista, una señal inequívoca de floraciones tóxicas.
"Lo más alarmante es que también hemos encontrado zonas con un severo déficit de oxígeno, en lugares que antes eran ecosistemas prósperos", añade Rojas. Pescadores locales han reportado irritaciones cutáneas tras manipular sus redes, lo que lamentablemente confirma que la crisis ya está impactando la salud pública.
Un ecosistema en estado crítico
Los análisis espectrales revelan la verdadera magnitud del deterioro. En diciembre de 2024, el sistema ya mostraba signos de estrés. Sin embargo, para junio de 2025, las imágenes reflejaban una transformación acelerada y drástica.
"El rojo y el violeta indican una alta concentración de sedimentos y materia en descomposición. El verde intenso revela eutrofización por exceso de nutrientes, y el azul brillante confirma la presencia de microorganismos tóxicos", explica Rojas. "La velocidad del cambio observada en tan solo seis meses sugiere que hemos cruzado un punto de no retorno."
Más allá de Nueva Venecia: una crisis sistémica
La crisis no se limita a un área específica. La vasta red de canales que conecta el río Magdalena con toda la Ciénaga Grande funciona como un sistema circulatorio vital. Cualquier alteración en este flujo tiene un impacto sistémico en la totalidad del ecosistema.
"No se trata de un problema que se origina en Nueva Venecia y se expande", advierte Otero. "Los datos satelitales confirman que estamos ante una crisis sistémica que afecta a todo el complejo lagunar. Nueva Venecia es simplemente el lugar donde el daño se hace más flagrante y doloroso".
Para César Rodríguez, presidente de la junta de acción comunal de Nueva Venecia, los datos científicos solo validan lo que las comunidades han venido denunciando: "No es que la maleza esté viajando. Es que todo el sistema se está enfermando. Nosotros lo percibimos primero porque vivimos sobre el agua".
La investigación concluye que las 45.000 hectáreas de la Ciénaga Grande de Santa Marta enfrentan una amenaza ambiental de gran escala que exige respuestas inmediatas, coordinadas y, sobre todo, estructurales.
"Tenemos seis meses de datos que muestran la velocidad alarmante del colapso", concluye Otero. "La crisis de Nueva Venecia es la señal inequívoca de un desastre mayor. La comunidad palafítica no aceptará más promesas vacías, y la Ciénaga Grande de Santa Marta no tiene más tiempo para soluciones parciales".







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