Por: Juan P. Pérez
La llegada del 5G a Colombia marca el inicio de una nueva era digital para el país. Esta tecnología de quinta generación promete velocidades de conexión hasta 100 veces más rápidas que el 4G, latencia reducida y una capacidad sin precedentes para conectar dispositivos de manera simultánea. El impacto del 5G en Colombia será profundo y transformador, según ha afirmado el Mintic en varias soportunidades.
Se asegura que en el ámbito económico, el 5G impulsará la Industria 4.0, la agricultura y el desarrollo de ciudades inteligentes, generando nuevos empleos y oportunidades de negocio. Pero su alcance va más allá: esta red de vanguardia también revolucionará sectores como la telemedicina, la educación virtual y la seguridad ciudadana, mejorando la calidad de vida de los colombianos.
De hecho, en 2021 el operador Movistar implementó un segundo piloto de 5G en el Hospital Militar Central de Bogotá, permitiendo la atención remota de pacientes con COVID-19 en la UCI mediante un "Medical Trolley" o carro de telemedicina conectado a la red 5G, lo que posibilita realizar teletriage, telediagnósticos y teleconsultas en tiempo real con alta definición y baja latencia, reduciendo riesgos de contagio para el personal médico.
No obstante, es crucial abordar las preocupaciones sobre los posibles efectos nocivos de la exposición a las radiofrecuencias del 5G. Estudios preliminares sugieren un potencial vínculo con enfermedades como el cáncer, daños neuronales y trastornos del sueño. Además, su impacto en la salud mental, especialmente en niños y adolescentes, es un aspecto que no se puede ignorar.
De acuerdo con un artículo de La National Geografic de mayo de 2022, los estudios científicos existentes sobre los posibles peligros del 5G para la salud. Destaca que, si bien algunas agrupaciones ecologistas han pedido precaución ante su despliegue, organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud han concluido que, hasta el momento, no hay evidencia convincente de que las señales de radiofrecuencia del 5G tengan efectos adversos para la salud.
Otro tema candente es la controversia en torno a la participación de Huawei en el despliegue del 5G en Colombia. Motivadas por preocupaciones de seguridad nacional, no sólo en nuestro país, sino a nivel mundial. De hecho, algunas naciones han restringido o prohibido los equipos de la empresa china, acusada de espionaje y sabotaje por su supuesta cercanía con el gobierno de Beijing. Sin embargo, Huawei ha negado rotundamente estas acusaciones y defiende la seguridad de sus productos.
En Colombia, la licitación de espectro 5G ya se ha llevado a cabo, asignando frecuencias a operadores como Claro, Movistar y Tigo. Pruebas piloto se han realizado en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali, y se espera una implementación gradual en los próximos años. Aunque estas empresas ya empiezan a promocionar la tecnología de quinta generación, todavía falta que ésta madure.
No obstante, el país enfrenta desafíos como la brecha digital, el alto costo de la infraestructura requerida y los riesgos de ciberseguridad inherentes a esta nueva tecnología.
A medida que Colombia avanza hacia un futuro conectado con el 5G, es fundamental encontrar un equilibrio entre el progreso tecnológico y la protección de la salud pública (seguimiento a los nuevos estudios) y la seguridad nacional. Las autoridades deben seguir investigando los posibles riesgos y tomar medidas para mitigarlos, al tiempo que implementan políticas que garanticen un acceso equitativo al 5G para todos los colombianos.
Si bien es cierto que nuestro país llega un poco rezagado a esta nueva oferta tecnológica, esperemos que su implementación sea adecuada y que toda la nación logre estar más conectada, incluyendo carreteras, municipios y lugares apartados del país. Una tecnología como el 5G puede contribuir enormemente al fortalecimiento de la democracia, el desarrollo equitativo y una comunicación más asertiva. Eso sí, bien utilizada por los usuarios, a la vez.
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