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Encuesta muestra la dura realidad de los jóvenes en Barranquilla



La semana pasada fue publicada la encuesta “Voces Resilientes: juventudes, realidades y territorios”, realizada por Programa Jóvenes Resilientes de Usaid y Acdi/Voca y el Observatorio Javeriano de Juventud, la cual arrojó unos resultados preocupantes en la ciudad de Barranquilla.


Los datos de esta encuesta retratan a una juventud que enfrenta un futuro incierto y poco alentador. Aspectos como una amplia deserción académica, el trabajo de mala calidad y mal remunerado, además de problemas de salud mental reflejan la dura realidad que padecen los jóvenes en la capital de Altántico y la necesidad de que las autoridades, los padres y la sociedad en general presten mayor atención a esta situación con el fin de buscar soluciones concretas a estos problemas.



Mal en educación, empleo y salud mental


En materia de educación, en Barranquilla casi la mitad de la población está estudiando (40%), ya sea como su ocupación principal o secundaria. De estos estudiantes, la gran mayoría (casi el 99%) asiste a instituciones públicas, ya sean colegios o universidades. Sin embargo, casi el 64% de los jóvenes tienen que interrumpir sus estudios y no finalizar su ciclo académico debido a problemas económicos como la necesidad de trabajar (26.5%), dificultades económicas (24%) y responsabilidades tempranas (13.2%), entre otras.


En cuanto a la realidad económica de los jóvenes en Barranquilla es alarmante, pues el 72% de los jóvenes tienen trabajos con una remuneración de menos de un millón de pesos y sólo el 21,7% tiene un contrato laboral, lo cual evidencia la alta precariedad de sus empleos, problema que es más evidente en los jóvenes negros, afros y palenqueros (entre el 84% y el 87%) y en las mujeres (68%).


Lo anterior genera que el 54% deba tener que buscar más de un trabajo para cubrir sus necesidades.


Si se suma a lo anterior que en esta población sólo el 43% trabaja (según datos del DANE), la preocupación es que se vean impulsados a buscar alternativas de subsistencia por fuera de la economía formal o de la legalidad con el fin de mejorar su calidad de vida o de ayudar económicamente a su familia.


Y de mayor gravedad aún son los resultados con respecto a la salud mental de los jóvenes que viven en la ciudad, pues un 80% afirmó haber experimentado ansiedad, depresión y angustia, pero sólo el 58% ha buscado algún tipo de ayuda.


Otros hallazgos


  • El problema medioambiental que más afecta a las y los jóvenes es la mala disposición de las basuras (63,4%), seguida de la contaminación del aire (36,2%)

  • El principal motivo por el que las personas jóvenes se sienten discriminadas es por su cuerpo (5,3%), siendo las mujeres -y personas que han sufrido hechos victimizantes- quienes se ven más afectadas.

  • Los mayores casos de violencia que se presentan en jóvenes son: violencia psicológica y emocional (8,8%), violencia de género (8,3%), violencia económica (8,3%) y acoso laboral (7,2%).



  • 12,7% considera que las actividades que realiza en su tiempo libre no contribuyen a su proyecto de vida.

  • El 49% de los y las jóvenes tiene uno o más hijos, quienes indicaron que al asumir su maternidad o paternidad el principal cambio que debieron tuvieron que trabajar (31%), el 30,3% tuvo que dejar de estudiar y el 23,2% no tuvo cambios, Por último, con relación a los métodos de control de la natalidad se identifica que el condón es el más utilizado (54%).

  • Solo el 17% de los y las jóvenes confía en las instituciones públicas, el 83,7% no conoce los Consejos Municipales de Juventud y el 83,5% no conoce las Plataformas Municipales de Juventud.

  • Sólo el 38,1% de los jóvenes a votado en elecciones regionales o nacionales.


Recomendaciones del estudio


Con estas cifras la encuesta evidencia una juventud optimista, pero que se enfrenta a complejas barreras y desafíos personales de carácter educativo, socioeconómico, de salud y ambiental.


Por ello, los autores recomendaron fortalecer aquellos programas que eviten que las juventudes dejen de estudiar las necesidades económicas o de trabajo, ya que debido a esto deben abandonar sus estudios.


Con relación a las oportunidades económicas de los y las jóvenes afirmaron la necesidad de promover programas de empleabilidad de calidad que les permitan tener ingresos suficientes para desarrollar sus proyectos de vida.



Igualmente, solicitaron ampliar la atención psicológica y ampliar los programas de uso del tiempo libre en distintas actividades culturales, deportivas y/o artísticas con el fin de aportar a la mejora de los problemas de salud mental de esta población.


Además, argumentaron que es importante desarrollar o fortalecer aquellos programas de acompañamiento al consumo de sustancias que los y las jóvenes ingieren, debido a que los más consumidos son aquellos que son legalmente adquiridos, y que, además, se consumen para sentirse relajados, lo cual puede ser un indicador de que la salud mental de las juventudes requiere especial atención.


Finalmente, recomendaron fortalecer el reconocimiento del sistema de participación juvenil, pues sus diferentes instancias no son conocidas por la mayoría de jóvenes, así como tampoco se hacen participes en las mismas.


Datos técnicos de la encuesta


La encuesta se realizó en los treinta municipios donde se encuentra el Programa Jóvenes Resilientes de USAID y ACDI/VOCA e indagó once temas de interés (Educación, trabajo, interseccionalidad/género y diversidad, Ciudadanía juvenil/democracia y paz, uso del tiempo libre, ambiente y sostenibilidad, derechos sexuales y reproductivos, salud mental y consumo de SPA) y se desarrolló con una muestra de 5.465 jóvenes. La encuesta cuenta con un nivel de confiabilidad del 95% y un margen de error de 1,4%, además representatividad estadística por sexo, subgrupos de edad, grupos socioeconómicos y grupos con pertenencia étnica.


Las regiones consultadas fueron: Arauca, Costa Atlántica, Antioquia, Meta, Caquetá, Valle del Cauca, Cauca, Nariño y Norte de Santander y en 30 municipios, sobre temas cruciales para la vida juvenil tales como trabajo, educación, uso del tiempo libre, igualdad de género, salud mental, salud sexual y reproductiva, medio ambiente, y construcción de paz, entre otros.



La encuesta dividió a las/los jóvenes en los siguiente tres grupos de edad: de 14-18 años (31,7%); de 19 a 24 años (42,3%) y de 25-28 años (25,9%), así como por grupos socioeconómicos de la siguiente manera: Bajo (estratos 1 y 2) (68,2%); Medio bajo (estrato 3) (22,5%); Medio alto (estrato 4) (3,6%), Alto (estratos 5 y 6) (5,5%).


El 100% vive en zonas urbanas, rl porcentaje de hombres es de 49,3% y el de mujeres es del 50,7%. La pertenencia étnica de los y las jóvenes encuestadas del municipio es: Indígena (1,1%), Población negra o afro (7,5%), Raizal (0,2%), Palenquera (0,1%) y Ninguno (90,8%). El 4,4% de los jóvenes encuestados en el municipio que ha sido víctima del conflicto armado y se encuentra inscrito en el Registro Único de Victimas. El 26,7% de los y las jóvenes se encuentra en alguna condición de discapacidad. AD

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