Según la encuesta Pulso Social del DANE, el 33 % de los colombianos tiene dificultades para dormir. De ahí que, la mala calidad del sueño puede repercutir en problemas de alimentación en un futuro.
La nutrición y el sueño se relacionan de forma bidireccional, es así como el tiempo que se duerme influye en la cantidad y calidad de lo que se come. Esto es debido a que el cuerpo humano es controlado por la Grelina que despierta la sensación de apetito y la Leptina la cual promueve la reducción de ingesta energética por medio de sensaciones que provocan saciedad; estas dos hormonas desempeñan un papel clave en la ingesta de alimentos y el proceso metabólico. Sin embargo, es el sueño quien logra generar un equilibrio entre estas dos.
“Es así como, la falta de sueño provoca subidas de la hormona que hace que se antojen alimentos ricos en calorías. La pérdida de sueño también eleva los niveles de cortisol, lo que afecta a la capacidad del cuerpo para regular la glucosa y puede contribuir al aumento de peso, la resistencia a la insulina e incluso la diabetes de tipo 2”, menciona Theresa Schnorbach, experta en investigación del sueño de Emma.
Por otro lado, mediante un congreso científico la asociación norteamericana para el Estudio de la Obesidad (NAASO) señala que el riesgo de sufrir obesidad aumenta un 73% si se duerme menos de cuatro horas por noche, un 50% si se duermen cinco horas, y aumenta un 23% si se duermen seis horas por noche.
Así mismo, la mala calidad de sueño puede provocar trastornos metabólicos, problemas cardiovasculares y otras enfermedades crónicas, sin contar las grandes afectaciones que puede generar en el cerebro, desde un bajo rendimiento en labores del día a día, hasta un factor de riesgo tanto de infarto cerebral como de hemorragia.
Como es evidente, son muchos los factores que influyen en el sueño, como, por ejemplo, si se come en exceso durante la cena, el sueño empeora. Así lo afirma un estudio publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine, que concluye que nuestro sueño no es solo consecuencia de lo que comemos, sino también del tiempo y de su cantidad.
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En otras palabras, lo rectifica Schnorbach: “Dado que la alimentación puede afectar a la calidad del sueño, desde Emma - The Sleep Company, recomendamos consumir más fibra, menos grasas saturadas y menos azúcar a lo largo del día para conseguir un sueño mejor y más reparador. También es importante dar al cuerpo dos o tres horas entre la última comida y la hora de acostarse, para asegurarse de que los alimentos se digieren correctamente”.
Sumado a lo anterior, la experta en investigación brinda seis tips que mejoran la calidad del sueño y, a su vez, benefician el plan nutricional que se proporciona al cuerpo:
1. Limite el consumo de alimentos ricos en grasa, azúcar y sal, ya que a menudo proporcionan pocos beneficios nutricionales.
2. Evite el consumo de alcohol y cigarrillos, en especial horas antes de dormir ya que la ingesta crónica puede ocasionar daños al hígado, riñones, corazón y páncreas.
3. Ingiera grandes fuentes de fibra, esta puede ayudar a mantener la salud del sistema digestivo y controlar los niveles de colesterol y azúcar en sangre.
4. Tome suficiente agua. Una adecuada hidratación puede ayudar a mejorar la digestión.
5. Maneje proporciones adecuadas, recuerde que la alimentación debe ser moderada, incluir diferentes grupos de alimentos, con el fin de mantener un peso saludable.
6. Elija un buen colchón. Cuando se utiliza un colchón incómodo o que sea demasiado viejo, es cuando aparecen los dolores de cuello y espalda, evitando poder conciliar el sueño, y no dormir las horas necesarias para descansar de forma correcta.
Así las cosas, una buena calidad del sueño está relacionada con el bienestar mental y general, así como con una mayor calidad de la alimentación que se le proporciona al cuerpo. Por tanto, dormir mejor se traducirá en una vida más sana y sostenible. COLPRENSA
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