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Y seguimos improvisando



Mientras el gobierno -en cabeza de la flamante ministra de Transporte y su director de la ANI- trata de adjudicar apresuradamente el próximo miércoles 4 de agosto (3 días antes de su despedida) bajo la figura de la APP, la licitación para la “Restauración de los ecosistemas degradados del Canal del Dique”, la ministra designada por el nuevo gobierno para el manejo del Medio Ambiente, Susana Muhamad, desde Barranquilla, su tierra natal, le pide al presidente Duque que frene tal licitación por algo más de $3,2 billones, pues después de 4 años además de no haber consultado a varias de las comunidades involucradas que tienen importantes observaciones, hay irregularidades en el tema de la licencia ambiental y solamente se presentó un solo oferente: la controvertida firma Sacyr, la del nuevo Puente Pumarejo y del famoso “Acordeón”, entre otros.



Parece que las APP alrededor del río Magdalena tuvieran una sombra trágica.


Seguimos improvisando en todo lo que tiene que ver con el río que cambia día a día, minuto a minuto. No se ha podido implementar un sistema integral de observación del comportamiento del río a pesar de todas las tecnologías de punta que existen ahora.


En contraste, los Amerindios -indígenas que poblaron estos territorios desde 3.000 años antes de Cristo hasta la invasión española de mediados del siglo XV- observaban el río durante siglos, y con base en ello actuaban. Los Mokaná en el Atlántico, por ejemplo, vivían en zonas que respetaban el curso del río y sus cíclicas crecientes. Habitaban en las alturas y el centro del departamento desde Piojó hasta Malambo pasando por Tubará, Usiacurí, Baranoa y Galapa, entre otros. Y también aprovechaban los recursos del río.


Pero hoy además nos hablan los científicos, los estudiosos, los especialistas, los profesionales del tema.


En efecto, en el marco del macroproyecto “Ríos Hermanos: Magdalena, Cauca, Proyecto de Nación”, de las Universidades del Atlántico y del Valle, recientemente realizado en Barranquilla, el ingeniero Manuel Alvarado -ex director del siempre recordado Laboratorio Hidráulico de Las Flores, que Cormagdalena se llevó para el Tolima hace ya varios años- refiriéndose al sur del departamento explicó que: “…No debe existir improvisación. Estos son eventos cíclicos, de los que ya se tiene el conocimiento y la experiencia en su manejo por varios años. En el país se ha venido agravando este riesgo, al permitirse que se realicen intervenciones antrópicas que alteran el uso natural de la llanura de inundación y se construyan obras de emergencia sin los requisitos técnicos, los cuales, en vez de representar una solución, agravan el problema…».


Por su parte, la Sociedad de Ingenieros del Atlántico en un comunicado de prensa afirma contundentemente: “…Se requieren medidas integrales en cuanto a la concepción hidráulica, geológica, física, cultural, ambiental, biótica, y navegable de este río, desde su nacimiento hasta su desembocadura. Se requiere entender claramente que lo que sucede aguas arriba, repercute aguas abajo. Se requiere una planificación integral que respete las zonas de amortiguación, que evite la deforestación de orillas, que organice las zonas portuarias, y que permita conocer la verdadera influencia en todos estos temas, cuando se realicen estructuras que modifiquen el cauce del río…”



¡Más claro no canta un gallo…!


En cualquier región del mundo un río es una ventaja competitiva. El Mississippi en EE.UU, el Nilo en África, el Yangtsé en Asia, el Paraná en el cono sur, el Sena en París, el Támesis en Londres, en fin, son aprovechados en transporte de pasajeros y carga, turismo, agricultura, pesca, etc.


¡¡Entre nosotros parece más una tragedia…!!


@vherreram

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