El salario mínimo es un tema de la agenda en Colombia y en la región latinoamericana. Colombia, con uno de los salarios más bajos de la región, que ronda los US$242, venció la primera fecha límite de concertación sin un acuerdo entre las partes.
Mientras tanto, México y Chile ya pactaron incrementos de 20%. Sin embargo, cada uno de estos países acuerda el salario de forma distinta.
En el caso de México, se trató de un incremento histórico que fue resultado de un mecanismo similar al de Colombia. Las organizaciones sindicales y centrales obreras propusieron aumentar 25% el salario, y la Confederación Patronal de la República Mexicana, Coparmex, puso sobre la mesa un incremento de 12,8%, pero al final lo que anunció el presidente Manuel López Obrador fue que el resultado de 20% fue consensuado.
En Chile se definió por ley, pues el presidente Gabriel Boric ha implementado un incremento gradual, con la finalidad de que el salario llegue a un tope de US$580.
Argentina es un caso particular, pues teniendo en cuenta que la inflación ha marcado máximos históricos, el país suramericano ha implementado incrementos graduales a lo largo del año que rondan 12%.
Si se revisa el ranking de 2023 para el salario mínimo, los líderes son Costa Rica (US$610), Chile (US$475) y Ecuador (US$475).
Juliana Morad, docente codirectora del Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana, resaltó que aunque Colombia está por debajo de varios países en salario mínimo, está por encima de Argentina, Uruguay, República Dominicana y Venezuela.
“La fijación del salario mínimo en Latinoamérica si bien es diferente en cada uno tiene similitudes importantes. Por ejemplo, en Bolivia y en Perú lo fija el Gobierno tras una discusión tripartita entre representantes de trabajadores, empleadores y Gobierno”, explicó.
“En Uruguay tenemos también esta discusión, pero existe la posibilidad de fijar un salario diferencial por sector. Entonces hay negociaciones colectivas con la participación del Estado, sindicatos y empleadores”.
La analista resaltó que en Paraguay también existe esta discusión pero también está la posibilidad de establecer un salario diferencial por región.
Morad, sin embargo, destacó que en Uruguay se está desplegando un debate de salario por sector económico, “lo que puede ser muy interesante”.
Destacó que el diálogo se debe plantear desde ¿a cuántos beneficia el salario mínimo y qué efectos tiene?, “porque el salario mínimo redunda en el beneficio de pocos y una fijación muy alta puede acentuar la brecha entre los que ganan más y menos del mínimo, lo que resulta más dramático cuando 45% de los colombianos ganan menos del mínimo”. COLPRENSA
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