Por: Carlos Agudelo
Los clanes políticos tradicionales de Colombia son hábiles en la conquista de votos. Quienes conforman estos bandos por naturaleza son cínicos, opresores, de mente maquiavélica. Para llevar a cabo su siniestro contubernio desarrollan la hipocresía hasta mostrarse, en época de elecciones, como grandes benefactores, seres benignos en sus intensiones políticas, mientras detrás de su proceder astuto desarrollan planes de economía mortal contra una población sumida en la miseria.
Dichos personajes, de poca monta moral y ética, permanecen listos a dar el zarpazo de hienas políticas contra la población desprotegida. Los sátrapas tienen como objetivo único perpetuarse en el poder a toda costa, por esto se ingenian artimañas de cualquier índole contra la democracia. Uno de estos ardides radica en engendrar disidentes del sistema tradicional en la política de esta nación tercermundista.
Maquillan a ciertos sujetos embaucadores para hacerlos aparecer de “centroizquierda”, acuerdo artificioso con médula ultraderechista; a otros los exhiben como independientes (¿…?), los alejan de su ámbito elitista, por tres o cuatro meses, disimulan ser enemigos entre sí, no obstante le conservan su poltrona en el rango social al que pertenecen.
De tal forma salen a la palestra los supuestos salvadores de la patria, hecha un desastre, prometen sacar, como por arte de magia, sin argumentos profundos, serios y realizables, a 21 millones de personas de la pobreza dimensional, según datos del Dane en 2020 ganan menos de 331.688 pesos al mes, y a 7,47 millones más de la pobreza extrema, en el rebusque obtienen 145.004 pesos mensuales para vivir una familia de ellos, también garantizan bajar el GINI. “Se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, dentro de un país”, que se encuentra en el 054, “la cifra más alta de todas las mediciones que ha hecho el Dane, desde 2012”.
Entre estos farsantes se encuentra Rodolfo Hernández (asimismo Sergio Fajardo, Federico Gutiérrez, Alejandro y Arturo Char, Íngrid Betancourt y otros candidatos que dicen sentir el más profundo dolor por nuestros hermanos en la miseria del poco país que nos queda), personaje que empezó a ser célebre en el ámbito nacional, solo lo conocían en Bucaramanga y algunas veredas aledañas, cuando se le mostró en noticieros nacionales, en videos por internet, dándole una bofetada y amenazando con pegarle un tiro a Yhon Claro, concejal de la capital de Santander, porque este acusó de corrupto a Hernández, junto con su hijo.
Rodolfo es famoso por sus gritos, la altanería, su lenguaje soez. Se siente triunfador con este comportamiento mediocre, a sabiendas de ser un fariseo más dentro del entramado politiquero de la Colombia sin rumbo, uribista camuflado con deseos de ser Uribe si llega a gobernarnos, escogió como vicepresidente a Paola Ochoa, una periodista fanática del régimen absolutista que nos gobierna. Duró tres días como aspirante a este cargo, muestra concreta de qué lado está este candidato sin vergüenza alguna.
Admirador de Hitler, luego se disculpó de haber cometido un lapsus, cientos de alemanes cometieron este lapsus capaz de llevar 6 millones de judíos a los hornos crematorios, increíble… Son muchos los desafueros de dicho arlequín elitista. En 1994 fue destituido, por la Procuraduría, como concejal de Piedecuesta Santander por supuesta contratación irregular, del mismo modo la misma entidad lo relevó de su cargo como alcalde de los bumangueses por participación en política.
La Fiscalía lo acusó, junto a cinco colaboradores de su administración y un contratista, “por presuntas irregularidades detectadas en la celebración de un contrato de consultoría para implementar nuevas tecnologías para el manejo de basura en el relleno sanitario de El Carrasco”. El 18 de abril de 2022, “el exalcalde deberá comparecer en juicio oral como presunto responsable del delito de interés indebido en la celebración de contratos”. También se acusa a su hijo Luis Carlos Hernández “de firmar en una notaría un acuerdo de corretaje para el cobro de una comisión si EMAB (Empresa de aseo de Bucaramanga) licitaba con Vitalogic”.
Rodolfo Hernández es un reaccionario, ultranacionalista, que se jacta de decir en un video de las redes sociales: “El mejor negocio del mundo es tener gente pobre con capacidad de consumo”, afirmación agresiva que difiere de la aseveración de José Stiglitz, premio nobel de economía 2001, cuando critica el neoliberalismo porque “profundiza las brechas de la desigualdad”. Atreverse a decir que tener gente pobre es un gran negocio porque tiene capacidad de consumo, ¿otro lapsus?, es ser un individuo ruin, despreciable, sin conciencia, un cretino con ínfulas de protector del proletariado. Qué hipocresía.
Para este lenguaraz la pobreza del pueblo es carburante ideal para mantener encendida la flama de su egocentrismo. Se convirtió en capitalista con el volteo de tierras (modificaciones irregulares de los planes de ordenamiento territorial con fines de lucro), utilizó su antifaz de constructor abnegado para hacerle firmar hipotecas a cuantos creyeron en este hombre sin escrúpulos. Sin el mínimo sentimiento de humanidad dice: "Financio los edificitos que hago, y yo cojo las hipotecas que esa es la vaca de leche. Imagínese, 15 años un hombrecito pagándome intereses. ¡Son es una delicia! Discurso triunfal con el que masturba su vejez pendenciera".
Considero que Rodolfo Hernández es un cínico más entre los manipuladores del dominio económico, político, social y militar de esta región suramericana, con dos siglos subyugada por la malversación del erario por parte de execrables gobiernos de turno.
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