Tal como ha sucedido en otras ocasiones, cuando políticos, gobernantes, administradores o encopetados dirigentes de la sociedad, sufren aparentes infartos, bajas de presión, dolor en el pecho, o cualquier otra afección cardiovascular y se hospitalizan al ser condenados por corrupción o por cualquier otro delito que los lleva a la cárcel.
El nuevo caso sucedió ayer miércoles 23 de marzo, por la noche, cuando el exsenador Eduardo Pulgar, condenado por tratar de sobornar a un juez de la República, fue conducido a la Clínica La Misericordia de Barranquilla por un dolor en el pecho y una baja en la presión arterial que implicó su ingreso por urgencias a ese centro asistencial.
De acuerdo con información entregada por fuentes del Inpec a BLU Radio, Pulgar se encuentra hospitalizado a espera de valoración médica para definir si puede ser retornado al batallón Vergara y Velasco o si deberá continuar bajo observación de especialistas. Por el momento, indican que no hay información oficial que confirme si tuvo un infarto.
Con este episodio se da un giro a la orden de traslado que pesa sobre Pulgar para ir a la cárcel La Picota, pues mientras esté hospitalizado deberán priorizar su atención en salud.
Este caso ocurre luego que el pasado 18 de marzo el juez primero civil del Circuito de Soledad dejó sin efectos una medida cautelar que suspendía eventualmente su cambio de sitio de reclusión, negando una tutela que la esposa de Pulgar había presentado para amparar el derecho a la unión familiar.
Por el caso, la esposa de Pulgar impugnó el fallo, el cual está pendiente de reparto para que nuevamente se registre el caso, pues en consideración del juez, no hay vulneración al mencionado derecho fundamental porque pueden seguir en contacto a través de videollamada.
Vale la pena mencionar que Pulgar se encuentra hospitalizado en la misma clínica en la que permaneció por cerca de dos semanas Emilio Tapia, una vez se ordenó su captura por el caso de Centros Poblados. AHORA NOTICIAS