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Foto del escritorVíctor Herrera M.

¿Porque somos tan pobres?



La reciente actualización estadística sobre Pobreza Multidimensional (incluye: condiciones educativas del hogar, condiciones de la niñez y juventud, salud, trabajo, acceso a servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda) publicada por el Dane revela que la Región Caribe continúa encabezando la lista de regiones donde se presenta una mayor incidencia con el 21,4%. Esto es más de cuatro veces el índice de pobreza alcanzado en Bogotá y el doble con respecto al promedio nacional y a otras regiones. Ello sin considerar el enfoque diferencial por género o presencia en hogares de indígenas, campesinos, negros, mulatos, afrocolombianos o inmigrantes venezolanos donde los indicadores empeoran. Tampoco el contraste entre lo urbano y lo rural.



En el tema de la informalidad laboral nuestras capitales de la costa son las primeras en la lista, la mayoría de ellas sobrepasando el 60%. Y nuestros departamentos los de peor índice de calidad en educación.


No es fácil entender la paradoja de que somos tan pobres desde el punto de vista social y, al mismo tiempo, somos tan ricios en recursos y posibilidades. Veamos:


Poseemos 1.600 kilómetros de costas sobre el mar Caribe que implican: Una despensa marítima casi inagotable con recursos vivos (peces, mariscos, algas, etc.), potencial fuente de actividades como la pesca artesanal e industrial, y no vivos (minerales, petróleo, gas, etc.); Amplias zonas de playa listas para una formidable explotación turística y deportiva (pertenecemos al Gran Caribe una de las zonas mas visitadas del mundo); La posibilidad de desarrollar desde nuestra condición portuaria una cada vez más creciente actividad de comercio exterior no solo con los 25 países que nos rodean sino con todo el mundo.


De otro lado, contamos con un importante recurso hídrico, tan vital por estos días en el mundo. Ya mencionamos el del océano, pero también nos atraviesan –y hasta nos inundan– los ríos Magdalena, Cauca, Atrato, Sinú y San Jorge además de otros cuerpos acuáticos importantes como las ciénagas de Zapatosa, en Cesar, Ayapel, en Córdoba y la Ciénaga Grande de Santa Marta, entre otros.


En cuanto a la energía –otro recurso transcendental a nivel mundial– tenemos el mayor potencial en Colombia porque además de las actividades off shore de exploración y explotación de petróleo y gas que se adelantan en nuestras costas y de las dos minas de carbón a cielo abierto más grandes del mundo (en La Guajira y el Cesar), también poseemos los recursos naturales inagotables propicios para el montaje y explotación de las denominadas energías limpias: Solar (Sol), Eólica (viento) u Oceánica (mar), sobre todo ahora que hablamos en el país de transición energética.


En cuanto a nuestras posibilidades agrícolas un estudio actual del IGAC indica que en el top 3 de los departamentos del país con mayor porcentaje de su extensión con suelos productivos agrícolas están: Atlántico (51,05 por ciento), Sucre (45,5 por ciento) y Magdalena (43,03 por ciento) y en el sexto lugar Bolívar (20,7 por ciento).



Poseemos, de otro lado, la montaña a pie de mar más alta del mundo: la sierra nevada de Santa Marta, donde se encuentra el pico más alto de Colombia, con tanta diversidad climática como de amplísimas posibilidades de una gran variedad de flora y fauna.


Todo lo anterior sin contar con la capacidad de nuestra gente desde el punto de vista creativo, principalmente en materia artística y cultural, o de resiliencia frente a las adversidades que les ha tocado vivir durante tanto tiempo.


La pregunta que debemos responder todos es: ¿Por qué somos tan pobres, viviendo en medio de tanta riqueza…?


@vherreram

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