Determinar el grado de influencia de los humanos modernos y otras especies de Homo en Eurasia es fundamental para comprender qué condujo a la desaparición de los homínidos arcaicos, como los neandertales. Sabemos que sapiens y neandertales coexistieron en Francia y el norte de España durante dos o tres mil años. Sin embargo, aún desconocemos la naturaleza de sus interacciones o qué provocó la desaparición de los neandertales, pero se cree que el manejo de tecnología armamentística, como arcos, flechas y lanzas, pudo suponer una ventaja fundamental para los humanos modernos.
Es el caso del último descubrimiento realizado en Grotte Mandrin, un refugio rocoso ubicado cerca del valle del río Ródano en el sur de Francia. Se trata de la evidencia más antigua del uso de arco y flechas en Europa por parte del Homo sapiens, hace unos 54 000 años. “El uso de estas tecnologías avanzadas puede ser de crucial importancia para comprender la notable expansión de las poblaciones modernas”, según relata a SINC Laure Metz, arqueóloga experta en el periodo Paleolítico en la Universidad Aix-Marseille (Francia) y la Universidad de Connecticut (EE UU) y autora principal del estudio que publica la revista Science Advances.
Hallazgos anteriores en este mismo yacimiento arqueológico habían revelado la presencia más antigua conocida de humanos modernos en Europa entre 56 800 y 51 700 años atrás, mediante signos del uso de armamento de proyectiles. La incursión humana moderna temprana en el valle de Rhône está asociada con tecnologías antes desconocidas en cualquier industria.
Ahora, la nueva investigación halló restos de otras armas, como el arco y las flechas, que según los autores habrían sido fundamentales para la ventaja de los humanos modernos sobre los neandertales durante sus primeras migraciones al territorio neandertal.
Concretamente, Metz y sus colegas recuperaron 852 artefactos que se asemejan a puntas, cuchillas y lascas bien definidas, muchos de los cuales muestran patrones de desgaste que indican haber sido empujados o arrojados (movimiento de percusión) o utilizados para serrar o cortar (movimiento de presión), tal como se cita en el estudio. En total, identificaron 383 objetos con dichos patrones, incluidos 196 con signos de desgaste por percusión, principalmente en puntos, micropuntos y nanopuntos.
Competencia tecnológica
Estos hallazgos sugieren que armas como el arco y la flecha podrían haber sido dominadas durante, y no después, de la incursión de los humanos modernos en el territorio neandertal. Es decir, ofrecieron una ventaja significativa al Homo sapiens frente a los pobladores neandertales, lo que podría haber sido un factor que contribuyó a su desaparición.
Se cree que las armas de proyectiles como arcos y flechas y lanzadores aparecieron abruptamente entre los humanos modernos en Eurasia durante el Paleolítico Superior, hace aproximadamente 45 000 años. El estudio de 2022 también ubicado en el sitio de Grotte Mandrin descubrió restos dentales de humanos modernos de 54 000 años de antigüedad, lo que sugiere que los humanos llegaron al área unos 10 000 años antes de lo que se pensaba.
Metz señala que no existen pruebas de que la ventaja de los humanos modernos resida en el tipo de material que utilizaban, puesto que se trata de pequeños trozos de hueso, rocas como el sílex y probablemente madera, que no se ha conservado. Más bien se trata de una ventaja que consiste en cómo usar esos materiales, lo que la arqueóloga ha denominado competición tecnológica.
"Los humanos modernos pudieron encontrar muchas ventajas en usar arco y flechas, algo de lo que los neandertales no disponían, lo que supuso una gran diferencia. El arco y las flechas son más precisos y fáciles de usar, no requieren tanta fuerza y se pueden llevar a la espalda", enumera Metz. "Además, estas armas se pueden usar en diferentes propósitos de caza, incluso para la pesca".
¿Posible armamento de guerra?
Su uso para cazar es la utilidad más inmediata que se nos ocurre al pensar en estas herramientas. No obstante, una de las cuestiones más interesantes del hallazgo es tratar de averiguar para qué más pudieron usarlas los humanos modernos.
"Usado para la guerra, el arco y las flechas suponen una ventaja evidente: puedes matar a más personas fácilmente manteniéndote lejos del enemigo", detalla Metz. No existen pruebas arqueológicas del este tipo de utilización ofensiva contra otras poblaciones, ya sea hacia sus semejantes o hacia otros homínidos. Pero Metz sospecha que así lo hicieron.
"Desde el punto de vista arqueológico no es fácil afírmalo. Sabemos que las usaban para cazar porque los huesos de los animales estaban en las cuevas, pero no tenemos pruebas de la guerra", explica la investigadora. "No obstante, los datos etnográficos pueden hacernos suponer que así fue. No vemos ninguna sociedad primitiva que no se haya dedicado a la guerra".
Parte de las investigaciones de Metz se centra en el estudio de poblaciones africanas. Concretamente, los Male y los Tsaïmai. "Una de estas poblaciones usaba armas como arcos y flechas y la otra no. De hecho, estos últimos se negaban a utilizarlas porque afirmaban que usarlo no es propio de hombres. Preferían seguir sin usar el arco y morir por las tradiciones", relata Metz.
Otro ejemplo interesante mencionado por la autora principal del estudio, es que esta competición tecnológica entre poblaciones se da en la población indígena brasileña de los Nambikwara. Las poblaciones de Nambikwar llevan una vida nómada y sus creencias les impiden usar hamacas para descansar, motivo por el que también se les conoce como "los que duermen en el suelo". SINC
Comments