crossorigin="anonymous">
top of page

La trama de Álvaro Leyva y otros: ¿Les salió el tiro por la culata?

Por: Orlando Ortíz Medina



Conocida la conspiración del excanciller Álvaro Leyva Durán para dar un golpe de Estado al presidente Gustavo Petro, es imposible no preguntarse, al menos como hipótesis, si ello no está concatenado con la serie de hechos que en estos últimos tiempos han venido ocurriendo en Colombia, incluido el atentado al senador del Centro Democrático Miguel Uribe Turbay.


Aumento de acciones terroristas, tal cual ocurrió en Cauca y Valle del Cauca solo unos días después de este suceso y un día antes de la visita del presidente a Cali para una manifestación en plaza pública. Incremento también de la presión y los ataques de grupos armados en otras regiones del país, como Chocó, Antioquia y Norte de Santander, para tomar solo las principales. Ruptura de los procesos de diálogo encaminados a la búsqueda de la paz, pese al ánimo y la disposición que mantiene el presidente para que esta, que es una de las principales metas de su Gobierno, pueda seguir adelante.



A lo anterior hay que agregar el lobby que personas de la oposición han venido haciendo directamente en los Estados Unidos, incluido el propio Miguel Uribe, referido en la publicación del diario El País, y quién unos meses antes del atentado estuvo en Washington junto con otros miembros de su partido. También han estado en acciones de lobby la candidata Vicky Dávila, el alcalde de Medellín Federico Gutiérrez y otros representantes de la oposición, especialmente del Centro Democrático.


Lo que muestra la publicación del diario español y esta serie de hechos que tienen lugar en Colombia y en el exterior es la muestra de que sí hay una clara intención de desprestigiar al Gobierno y aumentar los factores de inestabilidad en el país, cuya ciudadanía es finalmente la que sufre las consecuencias. No es solo al presidente Gustavo Petro a quien se le hace daño, es al conjunto de una sociedad que está cansada con la violencia y que sabe que sí son necesarios los cambios que este Gobierno contra viento y marea ha tratado de impulsar y al que a toda costa buscan imponerse los defensores del establecimiento.


No se necesita ser un sabio para identificar el propósito y los cálculos que hay detrás de toda esta urdimbre de situaciones y los cálculos que a ella le asisten: el objetivo está puesto en la próxima campaña electoral y en la intención de la derecha, cueste lo que cueste, de recuperar el gobierno y mantener su dominio en el Congreso de la República.


Contra toda evidencia, el presidente ha sido respetuoso de las instituciones, ha brindado todas las garantías a la oposición; si bien ha mostrado un tono crítico, normal en cualquier democracia, ha respetado y permitido sin barreras el trabajo de los medios de comunicación; ha sido también coherente con su programa de gobierno, lo que obviamente incómoda a quienes no comparten sus propuestas, normal también en democracia.


Lo que hoy se revela no es entonces de menor calado, reafirma que vivimos, tampoco es nada nuevo, en una democracia amenazada, solo que hoy con creces por ser un presidente de izquierda el que está en la jefatura del gobierno.



La resistencia a que se consolide un sistema más democrático, en todas sus manifestaciones, ha sido la causa principal de la violencia en Colombia. La tozudez del conservadurismo, el miedo a perder los privilegios por parte de las élites y su convicción de que es de la naturaleza y designio de la divina providencia que tengamos que vivir en sociedades tan injustas como desiguales no puede seguir siendo el ideario que domine la cultura de las dirigencias en Colombia. Se necesita que dejen abrir sus mentes, que se liberen de sus ataduras ideológicas y piensen que viven en un país que existe más allá de ellos y en el que comparten con otros sectores que merecen también una mejor oportunidad para sus vidas.


A jugar en democracia no han aprendido los que todavía se creen dueños y amos absolutos de un estado de cosas, que hoy sienten que se les está saliendo de las manos. Por eso conspiran, por eso traicionan, por eso acuden a las prácticas más ruines, incluidos, cómo no, los actos de violencia de los que siempre se han nutrido.


Esperemos que el país avance, así no lo hagan las investigaciones.

Commentaires


bottom of page