La crisis de precios y de confiabilidad en el servicio eléctrico colombiano se convirtió en tema frecuente de noticias y comentarios esperando los hechos de políticas que la resuelvan.
En el Caribe se desató un proceso de "cumbre regional" que no es cumbre porque no están todavia todos los que son ni son todos los que están. Faltan en la cumbre más sabios.
Lo que si tiene el Caribe son las tarifas más altas y la mayor amenaza de racionamiento.
El siguiente paso de la procesión en el proceso de "cumbre regional" es un evento en Sincelejo mientras en el congreso se alzaron y se alzarian voces para apremiar a un gobierno que ha sido indolente, procrastinador y errático durante 20 meses para tomar decisiones que den esperanza. Solo aporta la información de que la culpa es del capitalismo neoliberal.
Obstruye el funcionamiento de la CREG, atrasa las inversiones públicas y privadas, ahuyenta el capital y aumenta la incertidumbre.
No hay acuerdo regional sobre las propuestas y no hay confianza en el gobierno nacional. En lo primero, cada congresista y cada gobernante tiene su propio paquete de soluciones. Deseable es, entonces, que haya acuerdo en el territorio para buscar un nuevo encuentro con Petro. Lo deseable es que de Sincelejo emerja más la idea de que puede haber consenso regional.
Personalmente, creo mucho en el paquete de Amylkar Acosta por las lecturas que me dan desde hace doce años sus alegatos. Son parecidos a los que promovía como ministro hasta agosto de 2014 cuando Santos no siguió su estrategia para la región y los siguientes gobiernos abandonaron las obligaciones en materia de inversiones en generación y transmisión. Con Petro todo ha empeorado porque su gobierno es antisector. Como señale arriba, ha faltado voluntad y talento. Cunde la improvisación y las malas señales.
Puede ocurrir que ni Petro ni la presente generación de gobernantes resuelvan los problemas del sector eléctrico caribe por su complejidad y por su manejo.
La "cumbre regional" puede quedar como proceso bien intencionado pero tan errático como los del gobierno Petro porque les falta a ambos sabiduría y decisión política al priorizar el atractivo de las cámaras de televisión sobre las capacidades técnicas y los recursos. Es en esto último donde está el meollo de la cuestión sin desconocer los aspectos normativos.
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