El segundo día de la audiencia de reconocimiento convocada por la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) sobre el caso de ‘falsos positivos’ en el Catatumbo ha tenido una carga emocional tan alta, que la magistrada del tribunal de justicia transicional debió suspender la diligencia por 15 minutos para que las víctimas pudieran reponerse de lo que acababan de escuchar.
El testimonio que provocó el desconcierto de los asistentes a la Sede de Bellas Artes, de la Universidad Francisco de Paula Santander, en Ocaña, fue el del suboficial retirado Sandro Pérez (foto), quien reconoció frente a las víctimas que ante la falta de resultados operacionales en el batallón Santander y la presión que tenía de sus superiores, buscó un contacto en Bogotá para que llevaran jóvenes para hacerlos pasar como muertos en combate.
“Por la falta de resultados operacionales , yo hago una oferta criminal y hago contacto con personas que vivían en Bogotá, con estas personas civiles que vivían en Soacha. Con mi responsabilidad planeé cómo llegaba cada uno de estos jóvenes a la ciudad de Ocaña y cómo se deberían comprar los pasajes para que ellos llegaran hasta acá. Planeé y entregué armas para que jóvenes inocentes con sueños que eran amados por sus madres fueran entregados como asesinados y deportados como muertos en combate, como un resultado operacional. Fueron asesinatos a sangre fría”, declaró Pérez.
Reconoció que los jóvenes fueron llevados a Norte de Santander mediante engaños y con la idea de que allí iban a poder mejorar su vida. Después fueron reportados como N.N. para que fuera más difícil para sus familias encontrarlos.
“Hoy acepto ante ustedes ante el país y ante el mundo que utilicé mi uniforme, que utilicé un grado que tenía dentro del Ejército con el pretexto de dar resultados operacionales haciéndolos creer que eran legítimos, pero que en realidad eran asesinatos que se cometieron contra seres humanos inocentes que no tenían ningún vínculo con ningún grupo al margen de la ley nunca pertenecieron”, dijo Pérez con voz temblorosa.
En la jornada de la mañana también intervino Carmenza Gómez, madre de Víctor Fernando Gomez, de 23 de años, quien desapareció el 23 de agosto del año 2008 y apareció muerto el 25 de agosto en Ocaña, Norte de Santander.
“No vengo a hablar solamente por mi hijo, vengo a hablar por miles de víctimas que hay y que hoy no están acá, pero la voz de nosotras son la voz de ellos porque no pueden hablar, porque tienen miedo , porque los amenazan, así como hicieron con las madres de Soacha”, expresó.
Se espera que en la tarde de este miércoles intervenga el general (r) Paulino Coronado, comandante entre 2006 y 2008 de la Brigada 30, que operaba en Norte de Santander. COLPRENSA
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