Por: Mario A. Arturo
Dentro de las nuevas angustias de la modernidad está la de quedarse rezagado con el IPhone. Muy seguramente aquellos que compren el iPhone 15 empezarán a ver por debajo del hombro a los que se quedaron en el 11.
No se alcanza uno a imaginar el sufrimiento que experimentan algunos, cuando rodeados de sus amigos tienen que sacar del bolsillo un iPhone 6; "definitivamente la vida cada vez es más dura" exclamarán.
El recién fallecido humanista italiano Nuccio Ordine, decía que en el utilitarismo en el que estamos inmersos, le damos mayor valor a un alicate que a un poema y nos resulta más llamativo un auto que la más bella sinfonía. Incluso creería que nos atrevemos a juzgar a un hombre de acuerdo al celular que exhibe.
Se nos ha enseñado que el valor de las personas lo determinan sus posesiones, de hecho la economía de mercado se mueve en torno a la imitación del otro.
Cuentan que Platón derrotaba a sus adversarios atribuyéndose el perfil más bajo posible: iba descalzo por todos lados, bromeaba sobre su enorme fealdad, posaba como discípulo siendo maestro, consciente de que la virtud del ser anida en el interior.
Sin embargo, como hoy no es menester procurar la grandeza sino aparentarla, existen nobles y altruistas Corporaciones como Movistar o Claro que están dispuestas a menguar nuestras angustias, fraccionandolas en módicas (48) cuotas; obligación que gustosos asumiremos, pues al final lo importante es no sentirnos excluidos de la aldea globalizada.
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