El mirador de Valledupar terminó pareciendo otra cosa
- Acta Diurna
- 17 abr
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Por: Nerio Luis Mejia

El pasado domingo 13 de abril de 2025, por fin, si inauguró con bombos y platillos el Mirador del Santo Ecce Homo en la ciudad de Valledupar. Sin lugar a dudas esta maravillosa obra que engalanará de fe a los feligreses, y senderistas que visiten al cerro de las antenas, también les permitirá recordar que la construcción del monumento, no estuvo exenta del flagelo de la corrupción que no solo afecta a los cesarenses, sino que se ha convertido en una cultura de todo un país.
Desde sus inicios, el proyecto del Mirador del Ecce Homo, estuvo plagado de escándalos, entre los que sobresalieron los plazos en la entrega, sin contar los sobrecostos que afectaron las arcas de los vallenatos. Pero al igual, ya al menos los habitantes de la tierra gloriosa de los acordeones, tenemos un lugar en lo más alto de nuestra ciudad, donde podemos elevar las plegarias a nuestro Santo Patrono, y pueda interceder en la conciencia de los gobernantes y de sus clanes políticos, mostrándoles que la corrupción también se viste de fe y folclor.
Valledupar es la ciudad que se adorna con estatuas y monumentos de sus artistas que le han dado vida a toda una región, la que se sumerge en el olvido, pero gracias al folclor vallenato, este hermoso valle es reconocido a nivel internacional como la Cuna de una de las expresiones musicales más representativas en el caribe colombiano.
El festival de la leyenda vallenata que se celebra todos los años a finales del mes de abril atrae a muchos invitados, especialmente a los políticos cachacos que vistiendo de guayaberas, debajo de un kiosco de palma, celebran emocionados a ritmo de acordeones, cajas y guacharacas, las utilidades que les dejan sus flamantes carreras públicas, y que junto a sus pares costeños, en medios de abrazos con botellas de whisky en la mano les permite medir la fuerza electoral en las regiones.
Es por ello que de no incumplir con los plazos de entrega por parte del contratista, la ciudad de Valledupar espera recibir este mes de abril de 2025, una de las más grandes obras, como lo es el Centro Cultural de la Música Vallenata. Esta monumental edificación que trataron de construirla con la figura de un palo de mango, árbol típico de nuestra ciudad, pero que desafortunadamente no guarda semejanza con el arbusto, también ha generado una gran polémica por los sobrecostos que asciende a los doscientos mil millones de pesos, que entre plazos y escándalos, se espera que sea entregada en este festival vallenato, lo que en últimas nos permitirá olvidar nuestras penas y sufrimientos, a ritmo de fe y folclor.
No es posible entender, cómo un departamento como el Cesar, con una gran concentración de pobreza extrema, se permita el derroche de los dineros públicos en obras tan costosas que no representarán mejoras en las condiciones de vida de sus habitantes. Mientras que la gran mayoría de sus municipios y corregimientos las personas padecen de sed, por no contar con servicios de acueductos, se inviertan miles de millones en hierro y cemento, no para embellecer la ciudad, pero sí para sacar la plata que los políticos invirtieron en sus campañas.
La célebre frase de pan y circo, aplica en nuestro argot vallenato, que de fe y folclor también vivimos en el encanto politiquero, que a ritmo de sones de acordeones, cajas, y guacharacas, la corrupción nos pone bailar a su propio estilo.
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