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El hijo del hombre



El mundo a través de la Comunidad Internacional Científica habla de más variantes de la covid-19. Variantes que nos siguen amenazando la salud, la economía y la vida social, pero es una morbilidad que los científicos "confían" controlarla en el tiempo.


Pero esa palabra de variante que siega la vida, desde antes es una constante que avanza vertiginosamente sembrando la semilla de la intimidación y la muerte que se pervierte en la convivencia de nuestra sociedad colombiana; y son las variantes de los seudónimos del delito organizado.



Variantes con alias del mal que con sinónimos delictivos hacen del reclutamiento mental criminal en jóvenes divagando en el ocio entre sus comunidades por nulas oportunidades sociales y económicas. Jóvenes que son entrenados, contratados y pagados a sueldo para ir a matar a su víctima, a su contradictor, o su obstructor contra su oscuro interés.


Y contra estas variantes del delito colombiano en las diversas campañas políticas no hay candidato -de mano firme-, que NO diga que los van a confrontar y a reducirlos en sus mandatos de gobiernos. Vociferando, aduciendo y haciendo promesas en la campaña que tienen el "antídoto", que es el garrote de la Fuerza Pública, para cumplir su promesa de seguridad al ciudadano.


Pero en esas llevamos décadas de estadísticas de muertes violentas y de inseguridad urbana ante tanta tragedia antisocial del crimen local y nacional; y ya hasta transnacionalmente somos reconocidos y señalados.


Como también en la tradicional política y sus partidos no es una variante, sino una constante estratagema electoral que distorsionan la objetividad al sufragante en las mayorías, luego impiden analizar siquiera la posibilidad real de un cambio a mejores y justas estrategias económicas diferentes a las de siempre.


Por consiguiente, estas variantes-constantes argucias vulneran el entendimiento sabio, libre y pluralista en medio de un conflicto ideológico que segrega al ciudadano del común.


Variantes de miedos, odios, y de venganzas personalizadas que desinforman y confunden, y así terminan en un campo de batalla ventajoso e inamovible dividiendo y atrincherando en dos sectores el entendimiento, no objetivo ni sosegado del sufragante, para que NO tome una opción de cambio inteligente.


Y en fin, terminan siendo elegidos casi los mismos, y así continúan gobernando a un país polarizado, violento, sin salida política pacífica, y con una economía parcialmente arruinada.


Son las mismas variantes cizañeras de la política nacional irreconciliable, donde en realidad aún nadie ha hallado el antídoto seductor y creíble para crear confianza en la Reconciliación Nacional desde las campañas electorales, porque la ciudadanía está siendo cooptada por los extremos más confiables que atraen a las mayorías electorales.


Pero una vez elegido el perfil cizañero del sectarismo partidista, y ya sentado en el solio de gobierno su líder, a esperar cuatro años más a ver si aparece una luz que ilumine el sendero de justicia social y legalidad para la marginal Colombia.



¡Infortunio sectarismo! Porque como se dice coloquialmente, que así como es el desayuno, se sabe cómo será el almuerzo; dicho esto, ahora la oposición política más opcionada para ganar la contienda presidencial, ya viene mostrando los mismos dientes cizañeros.


¡Metáfora electoral en Mateo 13:30! Porque para ver la cosecha del trigo, TODA cizaña debe ser quemada. Y ese es nuestro campo ciudadano insoslayable. @DeUnTuitero: "Jesús nos habló de perder la vida por Él. No habló de perder tu tiempo en discusiones estériles ni enredándote en conflictos irrelevantes”.


Mateo 13:37-43 Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo….

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