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El gana a gana que busca Petro con su visita a China



Justo en la misma semana que se celebrarán las elecciones regionales del próximo domingo –amenazadas por factores de violencia y fraude cada vez más apremiantes–, el presidente Gustavo Petro emprendió este martes una visita de tres días a territorio chino. No es una cita cualquiera.


Se trata de un crucial encuentro que desde hace meses venía gestionando la Casa de Nariño con el presidente Xi Jinping (a quien visitará este miércoles) y que está marcado no solo por intereses mercantiles y de desarrollo con el segundo socio comercial de Colombia, sino que está atravesado por un pulso político de primer orden para el mandatario: el futuro del metro de Bogotá. De hecho, ya adelantó reuniones para hacer realidad su idea de un sistema subterráneo.



A su arribo al Aeropuerto Internacional de Beijing este martes, Petro –quien fue recibido por diplomáticos chinos con un ramo de flores–, aseguró que su agenda tendrá énfasis en tres grandes asuntos. En primer lugar, superar el déficit comercial con China, teniendo en cuenta que Colombia hoy importa más bienes y servicios de los que exporta al gigante asiático.


Segundo, buscar mecanismos para pagar en plazos más largos las deudas que se tienen con los chinos, renglón que, según Petro, se disparó por cuenta de la pandemia y la adquisición de vacunas: “Tenemos una deuda de corto plazo que prácticamente está ahogando las finanzas”. Y, finalmente, concretar proyectos para que, de la mano de China, haya un impulso decidido al desarrollo de la infraestructura férrea en Colombia.


En este último frente aparece la primera línea del metro de Bogotá, que actualmente construye un consorcio chino y que ya registra un avance de obra de casi el 26 %. Aun cuando ya está firmado un billonario contrato por $22,3 billones para hacer un sistema elevado, el mandatario no da su brazo a torcer y ha insistido en construir un tramo subterráneo, una vieja obsesión desde sus tiempos de alcalde de la capital, pero que se ha exacerbado justo en época electoral.


A la modificación se opone con firmeza la alcaldesa Claudia López, que lo considera un capricho y una pelea de egos, pues fue el exalcalde Enrique Peñalosa –adversario de Petro–, quien contrató la obra elevada. Sin embargo, más allá de cualquier consideración política la idea del presidente tiene repercusiones en el bolsillo y en los tiempos de obra: la modificación más viable para hacer un tramo subterráneo implicaría un sobrecosto de cerca de $12 billones y alargaría el anhelo de los bogotanos al menos otros 6 años, pues como están las cosas hoy el proyecto concluiría en 2028.


En este contexto es que se da la visita de Petro, quien este miércoles –en medio de honores militares–, será recibido en el Gran Salón del Pueblo, en Pekín, por Xi Jinping. ¿Puede el mandatario chino influir para que el consorcio acceda a modificar la obra? La respuesta, de acuerdo con expertos, es sí.


Lo anterior, teniendo en cuenta que la primera línea está a cargo de dos compañías estatales en las que, por su naturaleza, el gobierno del gigante asiático tiene injerencia: China Harbour Engineering y Xi’An Metro Company Limited.



Este miércoles (noche del martes en horario colombiano), Petro adelantó una reunión con una de las compañías para concretar su pretensión.


“Hay coincidencia en que técnicamente se pueden desarrollar en la primera línea dos fases: una primera elevada y otra subterránea. No implicaría mayores demoras. Técnicamente es posible y jurídicamente también. La pregunta es políticamente. Puntos suspensivos”, declaró el presidente, quien atajó la oposición de la Alcaldía de Bogotá al decir que la Nación estaría dispuesta a financiar el 100 % del proyecto.


De acuerdo con el analista Alejandro Godoy, experto en asuntos de Asia y Medio Oriente, no es descabellado que Xi Jinping abra la puerta a modificar el contrato y que flexibilice eventuales multas o indemnizaciones, a cambio de que desde Colombia se le dé cada vez más juego a empresas chinas en obras de infraestructura e inclusive, se asignen obras sin necesidad de una licitación.


No hay que pasar por alto que, además del metro, compañías del gigante asiático tienen inversiones en el Metro de la 80, en Medellín; el Regiotram de Occidente, en Cundinamarca; líneas de buses eléctricos en Bogotá y una licitación para proyectos de energía renovable.


“Sí sería posible. Sería un gana-gana entre el consorcio chino y el país. En el caso de los chinos sería un cambio estratégico, pues mayores costos, tiempos de obra y empleo de personal redundaría en beneficios económicos”, declaró Godoy.


Otra lectura menos optimista para los intereses del mandatario la ofreció Luis Diego Monsalve, embajador de Colombia en China durante el gobierno de Iván Duque. De acuerdo con el exdiplomático, es un error que sobre la mesa esté la posibilidad de modificar el trazado del metro, cuando deberían priorizarse asuntos como la cooperación internacional y el desarrollo de infraestructura.


No obstante, aseguró que una primera consideración que deberían tener en cuenta las partes es que el contrato fue firmado con Bogotá, con todo y que la Nación cofinancie el proyecto con el 70 % de recursos. En esa línea, advirtió que en China son conscientes de las limitaciones legales a la hora de hacer cambios y que el asunto se zanjaría tan olímpicamente.


“Quizá lo que podrían hacer desde el gobierno chino sería mandarle el mensaje a la empresa para que haga el análisis y se siente con las autoridades de Bogotá, pero de forma general. En China se cuidan mucho las formas”, manifestó Monsalve.



Con todo, este martes –al acudir a su tribuna favorita, la red social X (antes Twitter)–, el mandatario se refirió al metro elevado y, al ratificar entre líneas que se trata de un asunto de primer orden en su visita, reclamó que no hay estudios de ingeniería avanzada de un sistema elevado y que hubo un negocio detrás para paralizar la obra subterránea que dejó planteada en su mandato. “(En 2019) el Gobierno creía que si se hacia el metro subterráneo y poderoso para la ciudad me volvía presidente y por eso lo sabotearon haciendo perder a la ciudad y al país decenas de billones de pesos”.


Justo hace ocho días, a modo de amenaza, el mandatario ya había advertido que quien resulte elegido alcalde de la capital tendrá que examinar con el Gobierno el desarrollo del metro: “Quien decida el pueblo bogotano, que es el que tiene en sus manos los destinos de la ciudad, pues tendrá que examinar con nosotros el resultado de esta reunión en China”. COLPRENSA

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