Por: Ulises Redondo C.
En teoría, el marxismo niega al capitalismo, esas contradicciones deberían dar lugar a un nuevo sistema. En la praxis, un gobierno alternativo convive con prácticas capitalistas en un Estado capitalista hasta donde este sistema se lo permita o hasta donde las fuerzas revolucionarias nieguen el sistema en su totalidad. O hasta donde fuerzas contrarrevolucionarias nieguen al gobierno alternativo. En teoría un movimiento de izquierda niega al capitalismo. En la práctica interna democrática de ese movimiento, las contradicciones dan lugar a un salto cualitativo, lo enriquecen, porque pueden subsistir al interior, no conscientemente, prácticas e ideas retardatarias.
Marx insistía en que la historia humana era parte de la historia natural. Con esto quería decir que la especie humana surgió de su interacción con la naturaleza; que, como otros animales, las personas tienen que comer y reproducirse; y que la naturaleza humana puede ser entendida no como el desarrollo de grandes ideas o avances éticos, sino como las maneras en las que las personas actúan para sobrevivir y las relaciones sociales a través de las cuales la producción y reproducción es llevada a cabo.
Según el determinismo genético, la sociedad es considerada una simple sumatoria de individuos, los individuos una sumatoria de células, las células, finalmente, el continente del ADN. Conclusión: lo que cada individuo es en la sociedad, pobre, rico, dirigente, dirigido, etc., está genéticamente determinado. Entonces, los combates contra el “adaptacionismo” y la sociobiología, desde la perspectiva dialéctica debe contradecir como equivocado, que los organismos no pueden cambiar su medio, porque éste es fijo; y que estos no pueden ser divididos en partes, olvidando que constituyen una totalidad y que interactúan con esa totalidad. Así pues, la evolución no es una confirmación del statu quo en un universo estático en el que cada parte es como debe ser. La adaptación no es el único elemento que explica el cambio evolutivo. Sino que por el azar, la evolución ha ha resultado en subproductos no seleccionados que no tienen necesariamente valor adaptativo.
Dicho de otro modo: la adaptación no lo explica todo, no es la única fuerza operante en la evolución. De la misma manera, al no observar la totalidad, no observa ni las resistencias a la “optimalidad”, ni las fuerzas que: provienen del conjunto del organismo, que crean todo el tiempo resultados secundarios que solo tienen explicación por la dinámica de la totalidad. Inversamente, si la optimización de las partes no se cumple, ello se debe a la colaboración con la optimización de la totalidad (el organismo), con lo cual, lo “malo” se resume en una “bondad” superior. O lo que es lo mismo, no hay mal que por bien no venga. Se entiende el carácter conservador de esta concepción de la biología. Finalmente, según esta teoría, las desigualdades humanas son el resultado subóptimo de la perfección de la humanidad. Puede concluirse, entonces, que para que la humanidad como tal sea libre, resulta necesario que algunos de sus individuos vivan como esclavos.
Pasemos ahora a pensar ¿Qué fue de la formación cultural en Colombia como productora de ideología? La respuesta es que por mucho tiempo no hubo preocupación de las clases ricas por adquirirla, pero si por negársela a las clases pobres. Las clases altas han dominado no por su nivel de cultura sino por el poder económico, el prestigio que da la riqueza y por la fuerza. En ese intersticio entre clases ricas y pobres, surgieron las élites intelectuales que han salido de algunas capas de la clase media, ligados a la cultura por razones profesionales. Parte de estas élites intelectuales, algunos de izquierda, por las exigencias del ascenso social han estado al servicio del poder político tradicional al cual han legitimado.
En la misma tendencia de negar formación cultural a las clases bajas hubo un desfinanciamiento de la educación pública en la década del 90 y un fortalecimiento de las universidades privadas para formar élites tecnocráticas reclutadas de las clases altas.
La Ley General de Educación legisló la educación como un servicio, pero se abstuvo de regular el derecho humano a la educación, y con ello dejó sin precisar la responsabilidad del Estado frente a su respeto, protección y garantía. Tres décadas después, no solamente no existe una Ley Estatutaria que lo regule, sino que un conjunto de distintas reformas han afectado las condiciones de su realización. Es el caso del financiamiento, que sufrió un importante ajuste, mediante el Acto Legislativo 01 y la Ley 715 de 2001, con lo cual se profundizó el subsidio a la demanda, en detrimento de las condiciones de la oferta, y restando dinamismo a los recursos que habían sido pactados para cerrar la brecha histórica de desfinanciamiento De la educación pública.
La globalización tambien ha influenciando las políticas educativas, fruto de ello es la adaptación de modelos pedagógicos que cobran fuerza en Norteamérica y en Europa. En este contexto, la noción de competitividad se hace más fuerte, llevando a muchas instituciones a las adaptaciones de sus currículos, los cuales forman a sus estudiantes en aspectos mucho más empresariales y técnicos que responden a tendencias educativas globales, dejando en el olvido la equidad, la solidaridad, el desarrollo humano, la justicia social, la sustentabilidad ambiental, la democracia y la paz.
Estas élites intelectuales de la izquierda legal, se transformaron en especies de “castas” de intelectuales, y peor aún en sectas que luchaban entre sí por imponer como verdad absoluta, teorías marxista-leninista, maoístas, guevaristas, etc. Desde el Olimpo del conocimiento fraccionado, estas sectas poco o nada se involucraron en las luchas del pueblo, con el pueblo, desde el pueblo, para el pueblo.
La principal preocupación de estas sectas de la izquierda legal parecía establecer una lucha intelectual por quién sabía más. Algo parecido a los concursos televisivos: ¿Quién quiere ser millonario? O Yo sé quien sabe lo que usted no sabe (basado en cultura general de conocimientos). Este es un error que se transforma en retorica: intenta explicar el mundo sin transformarlo.
Nunca descendieron de su olimpo intelectual al lugar del pueblo. Por el purismo intelectual que los hacía prohombres, preclaros, siempre tomaron distancia de las “castas” populares. Y desde su Olimpo intelectual siempre reclamaron privilegios de dirección (dirigencia) no negociable al interior de las organizaciones de izquierda. Fue una izquierda con estructura vertical, jerarquizada, semejante al bipartidismo.
Sus enunciados de lucha por la democracia eran teoría pura, pues en la praxis cercenaban la democracia interna, cuando ésta iba en contravía a sus privilegios de élite intelectual.
Fuentes consultadas:
Richard Levins y Richard Lewontin. El biólogo dialéctico. Ediciones ryr 2015, Buenos Aires-Argentina.
Erich Fromm. Marx y su concepto del hombre. Fondo de Cultura Económica, México. Primera edición en español, 1962.
Antonio García Nossa. Ediciones Plaza & Janes, 1887, Colombia.
Jaime Rafael Vizcaíno. La Ley General de Educación veinte años después.
John Jairo Pérez Vargas, María Fernanda Idarraga Gallego. Breve análisis histórico-descriptivo de la educación en Colombia.redalyc.org
Comments