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El 9/11 en EE.UU.



Una semana antes del fatídico 11 de septiembre del 2001 habíamos viajado a los Estados Unidos junto con la periodista Lizzette Diaz –hoy una destacada editora y exitosa emprendedora en Houston, Texas– y mi familia. El propósito era grabar unos especiales para el programa “Destinos” –que emitía la programadora CV Televisión los sábados por Telecaribe.



Lizzette iría hasta Los Ángeles, California, para cubrir la segunda edición de los nacientes premios “Grammy Latinos”, que al final se canceló. Nosotros, iríamos la primera semana a Orlando, Florida, para realizar varios reportajes sobre los Parques de Disney y Universal, los famosos Outlets y, sobre todo, de la comunidad que se había construido em Kissimi llamada “Celebration”, donde encontramos toda una estructura moderna y funcional de como debía ser una ciudad y que fue concebida por Walt Disney en sus últimos días. Con sus calles bien trazadas y señalizadas y casas de lujo; sus amplios locales comerciales bien dispuestos y diseñados alrededor de una acogedora plazoleta central, con numerosos sitios de esparcimiento y comida bordeando un estupendo lago y, adicionalmente, con unas magníficas instalaciones de Escuela, Puesto de Bomberos y Hospital, entre otros, muy apropiadas y a distancias bien estudiadas. Además, con reglas para sus habitantes y visitantes.


Todo estaba planeado para que el 12 de septiembre tomáramos el vuelo Miami-Nueva York para grabar un nuevo programa. El impacto comenzó hacia las 8 de la mañana del 11 cuando, estando alojados en un hotel en Fort Lauderdale, empezamos a observar en la televisión las primeras imágenes de CNN que daban cuenta de lo que sería un pequeño avión (las dimensiones lo hacían ver así) qué, seguramente por impericia de su piloto, se había incrustado en una de las 2 Torres Gemelas ubicadas en el World Trade Center, pleno centro financiero de Nueva York.


La sorpresa mayúscula fue cuando apenas unos minutos más tarde un segundo avión –ya no se veía tan pequeño entonces– se estrella con la gran edificación siendo esta vez apreciado en vivo y en directo por los millones de ciudadanos que empezaron a sintonizar las cadenas de televisión entrando en sospechas de que algo inusual estaba ocurriendo. Incluso el presidente de entonces, George W. Busch, que también se encontraba en La Florida, no prestó atención a los primeros anuncios.


Luego vino lo que el mundo entero presenció horrorizado, dimensionando la magnitud del atentado terrorista y la gravedad de la tragedia que cobró casi 3 mil víctimas mortales y que cambió el rumbo de la historia. Lo que más nos impactó era el pánico que veíamos en la gente mientras se conocían los detalles de donde habían caído los aviones. Tuvimos que reconocer tristemente que quizás no estábamos tan sobresaltados pues en Colombia nos habíamos “acostumbrado”, de alguna manera, a este tipo de atentados terroristas desde la época de Pablo Escobar.



20 años después del 9/11, la manera como salieron de Afganistán las fuerzas norteamericanas –con 12 solados muertos y 18 heridos tras una bomba de EI en el aeropuerto de Kabul– recordó acontecimientos dolorosos en la historia de los EE.UU: El atentado a las torres gemelas del 2001 (que originó la invasión de Afganistán) y que desenterró el ataque sorpresivo de las fuerzas imperiales japonesas a la base naval de Pearl Harbor, Hawái, en 1947 (provocando la entrada de EE.UU a la Segunda Guerra Mundial) y, además, la estrepitosa derrota para impedir la reunificación comunista en Vietnam en 1975, curiosamente, después de 20 años de estar allí.


@vherreram

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