Por: Gustavo Bossio
La incidencia de la industria de los combustibles fósiles sobre el cambio climático, data de 1954 cuando Charles Keeling descubrió que los gases generados marcaban una curva ascendente en contra del aire puro.
Documentos recientemente desempolvados muestran que esta industria conocía del impacto potencialmente nocivo del CO2 a través del trabajo de Keeling, un investigador del Caltech quien, financiado por el gremio, realizaba mediciones de los niveles de CO2 en California y las aguas del Pacífico y que lo llevaron a desarrollar experimentos en el volcán Mauna Loa, estableciendo que la producción de CO2 ha tenido un aumento constante y que el carbono atmosférico concomitante impulsa la crisis climática.
Geoffrey Supran, experto en desinformación climática de la Universidad de Miami, señaló que los documentos "contienen pruebas contundentes de que, al menos en 1954, la industria de los combustibles fósiles estaba alerta sobre el potencial de sus productos para alterar el clima (…) en una escala significativa para la civilización".
Para Carroll Muffett, director ejecutivo del Centro para el Derecho Ambiental Internacional, “la industria no sólo estaba alerta, sino profundamente consciente de las posibles implicaciones climáticas de sus productos durante 70 años" y que los documentos ayudarán a responsabilizar legalmente a este gremio por los daños causados al clima.
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