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¿Cigarrillo electrónico o terapia tradicional para dejar de fumar?



En el mundo, el tabaquismo es la principal causa evitable de enfermedad y muerte, con más de siete millones de fallecimientos al año. La mayoría de los adultos que fuman quieren dejar de hacerlo, pero a muchos les resulta realmente difícil.

La terapia de reemplazo de nicotina ha venido siendo la opción tradicional para intentar dejar de fumar tabaco. La aparición del cigarrillo electrónico ha generado un intenso debate al respecto. Por un lado, se acusa al cigarrillo electrónico de actuar bastantes veces como una puerta de entrada hacia el tabaquismo, a través de la cual la gente joven cruza sin casi darse cuenta, comenzando con líquidos sin nicotina, siguiendo luego con los que llevan nicotina, y finalmente pasando a fumar los cigarrillos convencionales. Por otro lado, existe la creencia de que el cigarrillo electrónico, bien utilizado, permite reducir las dosis de nicotina de fumadores y ayudarles a dejar definitivamente el tabaco.



Un equipo integrado, entre otros, por Nicola Lindson, de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, y Jamie Hartmann-Boyce, de la Universidad de Massachusetts Amherst en Estados Unidos, se propuso averiguar si, para abandonar la adicción al tabaco, el cigarrillo electrónico es mejor o peor que la terapia tradicional de reemplazo de nicotina. A tal fin, el equipo realizó una revisión de resultados de estudios.

Los cigarrillos electrónicos no queman tabaco, sino que calientan líquidos con nicotina y aromas, lo que permite a los usuarios inhalar un vapor que contiene nicotina en vez de inhalar humo de tabaco. Con los cigarrillos convencionales, las personas que fuman están expuestas a una compleja mezcla de sustancias químicas que se sabe que causan enfermedades. En ese sentido, los cigarrillos electrónicos son menos tóxicos.


Lindson, Hartmann-Boyce y sus colegas han llegado a la conclusión de que los cigarrillos electrónicos con nicotina son más eficaces para ayudar a las personas a dejar de fumar que la terapia convencional de reemplazo.

El análisis descubrió que por cada 100 personas que utilizan cigarrillos electrónicos con nicotina para dejar de fumar, entre 8 y 10 lo consiguen, en comparación con 6 de cada 100 personas que utilizan la terapia tradicional de sustitución de nicotina, y con 4 de cada 100 que intentan dejar de fumar sin ninguna terapia o solo con apoyo psicológico.



Hartmann-Boyce argumenta que, aunque quienes no fuman tabaco deberían evitar el uso del cigarrillo electrónico por los riesgos que acarrea para la salud, algunas personas que fuman pueden mejorar su salud, reducir los riesgos a los que se exponen y hasta abandonar el tabaco, con la ayuda de los cigarrillos electrónicos.

Hartmann-Boyce compara la situación del tabaquismo y los cigarrillos electrónicos con el tratamiento de un trastorno por consumo de opiáceos. "No vamos a recetar metadona a personas que no son adictas a los opioides", afirma Hartmann-Boyce. "Pero en las personas adictas a los opioides, la metadona sí desempeña una función útil". NCYT

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