La mayoría de personas relacionan el Día de la Independencia con el préstamo de un florero, ese simple acto que desató el grito de independencia tras siglos de colonización española, e impulsó un sentimiento independentista que se extendió en América.
Pero la historia va más allá de eso, fue todo un proceso con múltiples protagonistas y batallas que detonó el 20 de julio de 1810, por ello, te damos diez claves para que entiendas cómo se desarrolló nuestra lucha por la independencia.
1. Un comienzo silencioso
El proceso de Independencia que se vivió en la Nueva Granada y que tuvo más fuerza el 20 de julio, no nació en la capital del Virreinato, aunque sí se produjeron sus momentos más trascendentales, sus inicios se desarrollaron en la periferia del Nuevo Reino, en las regiones y ciudades provinciales del país como Cartagena y Mompox.
2. El complot de la anhelada independencia
El 19 de julio se llevó a cabo una reunión entre el político José Acevedo y Gómez, conocido como "el Tribuno del Pueblo", los próceres de la independencia José María Carbonell y Camilo Torres, y algunos otros, quienes se reunieron gracias al amparo y sigilo que ofrece la noche, en el Observatorio Astronómico con la intención de prepararse para los hechos del día 20 de julio.
Según la reconstrucción realizada por Josefa Acevedo, hija de José Acevedo y Gómez, algunas de las posiciones planteadas en el encuentro fueron las siguientes:
“El fogoso Carbonell quería un golpe atrevido; Lozano ha aconsejado proposiciones al Virrey; Torres quiere que pidan terminantes y prontas explicaciones al gobierno español; Herrera aconsejaba una asonada ruidosa que intimidase a los gobernantes, y en caso de correr la sangre de estos, se mirase este hecho como un castigo ejemplar y una justa venganza; Benítez quiere que se indague con más atención la opinión pública, y no falta quien aconseje un sangriento atentado”.
Finalmente, convinieron en que la mejor opción era aprovechar la llegada de los comisionados regios, para dar el paso definitivo que obligara al virrey Antonio Amar y Borbón a aceptar una junta de gobierno donde trataran temas de interés de la patria.
3. Una oportunidad de diálogo que no se dio
Hacia las 10:30 de la mañana del 20 de julio, Joaquín Camacho es enviado ante el virrey Amar para solicitar una junta de gobierno, teniendo en cuenta su oratoria política, que no rindió frutos con la negativa rotunda por parte de Amar, cerrando la puerta a un intento de diálogo y compromiso, y dando paso al siguiente plan:
Crear un incidente con los españoles que evidenciara el descontento del pueblo, presionando al virrey a desarrollar la junta.
4. Llorente, ¿me prestas tu florero?
Imaginemos esta escena que tiene tanta relevancia en nuestra historia con la siguiente narración: el acontecimiento que posibilitó el grito de independencia, se desarrolló un viernes en día de mercado con el pueblo caminando por las calles de Santafé, las mujeres de clase alta lucían con elegancia sus faldas de bayeta, joyas y tocados.
Mientras que los hombres, vestían de sombrero de copa, un calzón tipo torero a la rodilla, y botas de caballería, en medio del alboroto cotidiano del día de mercado y una atmósfera ansiosa de que algo pronto ocurriría.
La Plaza Mayor de Santafé de Bogotá se encontraba abarrotada de gente, pero como no, este espacio permitía no solo actividades comerciales, como comprar productos agrícolas que se cultivaban en la región y que llegaban al virreinato de la Nueva Granada por la vía del Magdalena al puerto de Honda; sino que también propiciaba el intercambio de información, noticias, y en general, acontecimientos de la vida cotidiana de los habitantes.
Al medio día, don Luis de Rubio solicitó el préstamo de un florero al español José González Llorente, para un banquete en honor del comisionado regio Antonio de Villavicencio, pero ante la negativa del comerciante Llorente, estalla un motín alentado por José María Carbonell, que recorría las calles de la plaza agitando y convocando al pueblo.
5. Todo comenzó por un comentario "poco decoroso" de Llorente
El Diario Político de Santafé de Bogotá, dirigido por los intelectuales Joaquín Camacho, José María Gutiérrez y Francisco José de Caldas, fue un instrumento informativo, que empleaba al periodismo colombiano como un órgano divulgativo de la propaganda ideológica y el acontecer de la revolución.
Este diario describe los hechos que acontecieron en el 20 de julio de la siguiente manera:
“José Llorente, español y amigo de los ministros opresores de nuestra libertad, soltó una expresión poco decorosa a los americanos; esta noticia se difundió con rapidez, exaltó los ánimos ya dispuestos a la venganza. Grupos de criollos paseaban alrededor de la tienda de Llorente con el enojo pintado en sus semblantes”.
El comentario del comerciante español Llorente fue la chispa que encendió el incendio, “todos se agolpan a la tienda de Llorente: los gritos atraen más gentes, y en un momento se vio un pueblo numeroso, reunido e indignado contra este español y contra sus amigos”.
Con la llegada de la noche “los ánimos parecía que tomaban nuevo valor con las tinieblas. Olas de pueblo armado refluían de todas partes a la plaza principal: todos se agolpan al palacio, y no se oye otra voz que ‘Cabildo abierto: junta’; el pueblo estaba en la más viva inquietud”.
6. Las mujeres: un gesto de valor
Una mujer, de la que por desgracia no se conoce el nombre, reunió un grupo de mujeres, y tomando de la mano a su hijo y bendiciéndolo expresó en medio de la perturbación:
“Ve a morir con los hombres, nosotras las mujeres (volviéndose a las que la rodeaban) marchemos delante, presentemos nuestros pechos al cañón, que la metralla descargue sobre nosotras y los hombres que nos siguen y a quienes hemos salvado de la primera descarga, pasen sobre nuestros cadáveres: que se apoderen de la Artillería y libren la Patria”.
7. Resuenan las campanas y la voz del pueblo exigiendo un cabildo abierto
Mientras José María Carbonell y sus chisperos recorrían las calles convocando al pueblo, dando consignas y generando un estado de efervescencia, se enviaron emisarios ante el virrey Antonio Amar y Borbón para solicitar un cabildo abierto, que fue negado.
Después de un consejo del oidor Juan Jurado, Amar cede concediendo un cabildo extraordinario presidido por Jurado, y se niega a acabar con el motín por las armas como le sugerían sus oficiales.
La última carta se había jugado y no había vuelta atrás, como declaró a la multitud José Acevedo y Gómez desde el balcón que daba a la Plaza Mayor:
“Si perdéis este momento de efervescencia y calor, si dejáis escapar esta ocasión única y feliz, antes de doce horas seréis tratados como insurgentes; ¡ved los calabozos, los grillos y las cadenas que os esperan!”.
8. La junta y la firma del Acta de Independencia
Según el acta, la junta tenía los siguientes fines: “que se deposite en toda la Junta el Supremo Gobierno de este reino interinamente, mientras la misma junta forma la constitución que afiance la felicidad pública contando con las nobles provincias”.
La constitución de gobierno deberá formarse sobre “las bases de libertad e independencia (…) ligadas únicamente por un sistema federativo, cuya representación deberá residir en esta capital para que vele por la seguridad de la Nueva Granada”
Esta Acta de Independencia representaría uno de los documentos políticos más importantes de nuestra historia, pues sienta las bases de una nueva constitución que evidenciaría un deseo de autonomía de España, y que constituiría el tránsito cauteloso de la monarquía a la república.
9. José Miguel Pey: el primer criollo en ejercer el poder ejecutivo en la Nueva Granada
En medio de este separatismo de la monarquía, don José Miguel Pey, quien era, en ese momento, el alcalde ordinario de Santafé de Bogotá, fue nombrado Presidente del Cabildo Extraordinario y primer Presidente de Colombia, después de que el virrey Antonio Amar y Borbón se rehusara a serlo, convirtiéndose en el primer gobernante neogranadino en dirigir el destino del territorio.
10. Los siguientes días
“Ayer se puso el sol dejándonos en la esclavitud, y hoy ha arrojado sus rayos sobre un pueblo libre, victorioso y que descansa sobre sus laureles. Orgulloso con su libertad paseaba lleno de contento por plazas y por calles. El esposo contaba a la esposa sus esfuerzos y sus hazañas: el amigo felicitaba al amigo: grandes, y chicos, hombres y mujeres: todos los corazones rebosaban en alegría” describía el 21 de julio el Diario Político de Santafé de Bogotá.
En los días siguientes el pueblo continuó amotinado, se apresó a algunos miembros destacados de las autoridades españolas que se habían distinguido por su política de represión.
Carbonell y sus chisperos, que actuaban como agitadores, vivieron los momentos más gloriosos, cuando lograron el encarcelamiento y tiempo después la expulsión del virrey Amar y su esposa, quien era un sujeto detestado por los criollos nobles de Santafé por su ineptitud, avaricia, banalidades y constantes atropellos a la soberanía criolla.
Finalmente, y como dice en el Diario Político de Santafé de Bogotá en su publicación del 29 de agosto de 1810, “Perdonad a la impotencia de nuestras plumas el que no entremos en todos los pormenores” de este hecho para siempre memorable. “Esta gloria la reservamos a nuestros historiadores”.
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