En la mañana de este miércoles, la Fiscalía informó que Emilio Tapia estaría involucrado, otra vez, en un caso de corrupción de gran calado, cuya víctima sería Emcali. Según la entidad, Tapia “estaría involucrado en la falsificación de documentos para quedarse con dos contratos por valor de 6.212 millones de pesos” en 2021.
Tapia, bien conocido por su participación en el Carrusel de la Contratación de Bogotá hace una década y en el escándalo de MinTic y Centros Poblados hace un año, está otra vez bajo la lupa de la justicia por ser la cabeza de un conglomerado de empresas que falsificaron un aval comercial que era requisito para participar en dos procesos con Emcali, y que sus empresas no cumplían.
¿Cómo es posible que el nombre de Emilio Tapia siga estando presente en casos de corrupción a lo largo y ancho del país a pesar de llevar condenado casi diez años? Este el recuento de su actuar delictivo.
El Carrusel de la Contratación
Emilio Tapia fue una de las piezas más claves del mayor descalabro de corrupción del que se tenga noticia en Bogotá. Durante la administración de Samuel Moreno, entre 2008 y 2010, fue el enlace entre el Alcalde y su hermano, Iván Moreno, con los contratistas que se llevaban las obras más jugosas del distrito a cambio de una coima del 8%. El abogado cordobés se encargaba de estar pendiente de qué contratos se iban a entregar y a quienes, también de cómo se les iba a cobrar las coimas.
Durante esos años, Iván Rojas, en representación de su hermano, se reunía con contratistas en Miami (Estados Unidos) para negociar la operación de las distintas entidades del distrito. Tapia era tan clave en toda esta operación que hasta le dieron avión privado, en el que viajó más de 50 veces a Miami entre 2008 y 2010. En medio de la investigación, la Fiscalía encontró en su oficina una agenda donde Tapia llevaba al detalle las 35 áreas, entidades o dependencias del distrito donde había una ‘mordida’ de por medio. Cada una de estas tenía unos compromisos y unos responsables.
Finalmente, Tapia fue capturado y a cambio de algunos beneficios prendió el ventilador y colaboró con la justicia. Fue condenado entonces solo a 7 años de prisión en la Picota, donde se hizo famoso por sus fiestas. En diciembre del 2018, después de haber cumplido más de cinco años de cárcel, recibió el beneficio de casa por cárcel y en mayo del 2019 la justicia le otorgó la libertad condicional.
La libertad condicional no le duró mucho. En medio de sus mansiones, algunas de ellas en Antioquia, Tapia aprovechó para ponerse manos a la obra, en especial con la falsificación de documentos, según la Fiscalía.
Los documentos falsos que le habría presentado a Emcali fueron aceptados entre marzo y abril del 2021. Y en septiembre de ese mismo año, sin todavía tener conocimiento de lo de Cali, regresó a prisión por el escándalo de Centros Poblados acusado también por falsificar documentos.
Centros Poblados
Según la Fiscalía, Tapia le pagó una coima a un agente de seguros para que este le gestionara una garantía bancaria falsa para que la Unión Temporal Centros Poblados pudiera quedarse con el contrato de más de un billón de pesos. Contrato que tuvo que ser revocado y que implicó la salida de la entonces ministra TIC, Karen Abudinem.
Tapia regresó a La Picota y de allí salió el pasado 3 de marzo después de que se revelaran los privilegios a los que accedían algunos de los condenados por corrupción, entre ellos, por supuesto, Emilio Tapia.
De allí pasó una temporada corta en la cárcel de Picaleña en Ibagué, hasta el pasado 23 de junio, cuando gracias a una tutela presentada por su esposa, en la que invocó el derecho a la unidad familiar, fue trasladado a Barranquilla, donde está actualmente. EL COLOMBIANO
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