top of page

Más misericordia, menos sacrificio



Les he dado participación de los nobles anhelos que me llegan; pero no hay rosas sin espinas, también han habido, aunque en mínima cantidad, quienes han respondido a través de mis redes sociales, con agravios sobre algún contenido en mis artículos.


Pero responderles con otro agravio no es lo mío. Más bien sobre las desavenencias consigo un beneficio en mi evangelización del tema tratado, y es que antes de emitir el agravio, intuyo que ya han leído todo mi escrito; y de saber que son epístolas que llevan implícito, la Palabra de Dios; que es más cortante que espada de doble filo.



Isaías 55,11: Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.


Y entrando en materia, ya que el gobierno ha decretado un tercer pico en esta nueva cepa de contagio; y yo he visto cercano a mi círculo de conciudadanos y provincianos, la angustia del miedo y el dolor de la muerte -ahora en la gente joven- en muchas personas conocidas y apreciadas.


Pero si las noticias pandémicas en el mundo no cesan, nosotros acá en esta tierra colombiana además del contagio en aumento, la saturación hospitalaria, criminalidad, narcotráfico, guerrillas y, súmale el desempleo en aumento, y una agónica reforma tributaria en la agenda urgente del gobierno, son los titulares noticiosos, día a día.


Y la pregunta que se hace el ciudadano de a pie, el común y corriente, porque no nos digamos mentiras, que es la misma preocupación y la incertidumbre que se hace el creyente y el incesante orante: ¿De qué forma y modo vendrá el auxilio y la ayuda perentoria? Porque este virus y esta crisis económica, han golpeado y, lo sigue haciendo, tanto al uno, como al otro.


Pero el pueblo de Dios sabe que la lucha es persistente y constante, y si en otras circunstancias, una sobre nuestro antepasado en la fe; de Jacob, se dice en Génesis 32:26 que luchó toda la noche contra un Ángel, hasta obtener su bendición.


Pero no creo que desde un bondadoso corazón cristiano, hoy sea una prioridad reclamar una bendición individualistas; sino más bien, sabiduría comunitaria, ante ésta crisis universal.


Y hablando de agravios, porque de eso sí que sabemos dar y recibir, y si lo dudas échate un vistazo por las redes sociales, y encontrarás una puja perenne en la política electoral prevista para el 2022, del ojo por ojo, y el diente por diente. Y al que opine diferente, le dan dos dosis, de agravios.


Pero haciendo alarde a la titularidad de este artículo, en un estado de peregrinación espiritual, obediente y subordinado, y haciéndome pasar como humilde representante de un pueblo que cree y ora fervientemente.


Tanto para el mundo, más específica y prioritariamente para este pueblo colombiano, me sea tenido en cuenta lo siguiente: ¿No será suficiente ya tanto sacrificio y no recibir misericordia comunitaria del Dios a quien tanto se le ha obedecido, honrado y alabado? ¡Ahora! ¿Está mi fe contada entre los justos? Para hacer público ésta exclamación en beneficio de muchos? ¡No lo sé!



Y nuevamente volviéndome al pasado; encuentro, a Abraham intercediendo por Lot: Génesis 18:23 Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?


Romanos 5:9-10; Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de Jesucristo.


Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida.

bottom of page