El registrador Nacional del Estado Civil, Alexander Vega, confirmó recientemente que la diferencia de votos entre los registrados en el preconteo en las elecciones al Congreso de la República con el escrutinio fue de un millón de sufragios. Ante esta cifra, la directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios, señaló que la responsabilidad de esas irregularidades e inconsistencias va más allá de los jurados de votación.
“Efectivamente, se presenta una diferencia en Senado de la República entre la transmisión del escrutinio alrededor de un millón de votos; 500.000 votos para la Cámara de Representantes”, señaló Barrios. Según lo observado por la MOE en otros procesos electorales, la diferencia suele ser del 0.5 % e incluso menos. En esta ocasión, la disparidad entre lo que se transmitió el día de las elecciones legislativas y el escrutinio es del 7%.
La directora criticó el hecho de que el foco se siga poniendo sobre los jurados de votación y el diseño de los formularios E-14. Si ese es el problema, “entonces no debería presentarse para la Cámara de Representantes. En esa corporación no tenemos el diseño del E-14 razón por la cual eso no sería un problema”, comentó Alejandra Barrios.
La MOE indicó que según la información suministrada por la Registraduría, fueron 5.000 mesas donde se encontraron la mayor parte de las inconsistencias en las pasadas elecciones. “Debería tanto para Cámara y Senado estar concentrado casi que el 80% los errores de llenado del E-14, es decir, allí es donde deberíamos tener concentrados el millón de votos”, sostuvo Barrios.
La MOE explicó que aún no tienen acceso a información precisa para saber la conformación de las diferentes mesas de votación que tuvieron las irregularidades. En ese sentido, expuso que debería revisarse quiénes conformabas esas mesas de votación, si eran estudiantes, contratistas o funcionarios públicos y de qué entidades, empresas y departamentos venían.
“Hay que hacer un análisis absolutamente claro que nos permita reconstruir lo que pasó el pasado 13 de marzo”, aseveró la directora de la Misión. De esta forma, se podría determinar qué pasó en la transmisión de datos y dónde estuvo esa fuga. “Esto tiene que ver directamente con la responsabilidad que tiene la Registraduría en ese ejercicio”, agregó.
Barrios también afirmó que la empresa encargada de la transmisión de datos debería dar las explicaciones y medidas que han adoptado “para que eso no se repita en las elecciones presidenciales”.
Las declaraciones del registrador
A pesar de la diferencia del 7 % entre el preconteo y el escrutinio, el registrador Alexander Vega aseguró que, “no hubo un fraude” en las pasadas elecciones. El funcionario explicó que del millón de votos, 500.000 corresponden al Pacto Histórico y los sufragios restantes más para distintos movimientos políticos.
Vega hizo referencia a las quejas sobre los formularios E-14 mal: “se corroboró que 23.000 formularios fueron mal diligenciados por los jurados de votación”. También mencionó que en 5.109 mesas se demuestra un posible dolo, “porque además de diligenciar los formularios de manera equivocada, hubo tachones de las votaciones de los candidatos”, añadió.
El registrador, duramente cuestionado por su desempeño en la fase final de las elecciones legislativas, y quien afrontará una investigación por parte de la Procuraduría, denunció que cuenta con un acervo probatorio de fotografías de los formularios diligenciados donde se evidencian rayaduras y tachaduras, además de algunos votos completamente arrugados.
“Ya tenemos plenamente identificados a los jurados, pero acá demostramos la intención, no solo en el mal diligenciamiento, sino que una vez consignaron la votación de los candidatos, tacharon las cifras, por lo que los testigos presionaron a los jurados para que pusieran asteriscos y tachaduras en todas las casillas en blanco. Se trató de testigos de todas las campañas”, declaró Vega. INFOBAE
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