
Juan Cruz Real ya es historia patria en Junior. El estratega argentino, que el pasado domingo fue destituido como entrenador del Tiburón, sale por la puerta de atrás luego de haber 'hipnotizado' a la dirigencia rojiblanca, sobre todo, a Fuad Char, máximo accionista del club y quien movió cielo y tierra para que el exAmérica llegase al puesto. A tal punto de haber confirmado que "conoce a Junior más que nosotros".
Pero lo que empezó como un cuento de hadas, al final acabó siendo una pesadilla. La falta de jerarquía por fuera de Barranquilla pesó más de la cuenta, e inclusive algunas declaraciones del técnico dejaron más dudas que certezas. Ante ello, en MARCA Claro analizamos los pecados mortales que crucificaron al gaucho.
Cero autocrítica
Cometer errores es humano, pero reconocerlos es de sabios. Y difícilmente esto último pasaba por la cabeza de Juan Cruz cuando el resultado no era positivo. El argentino, que pocas veces aceptó ser inferior al rival, vivió durante una burbuja en todo su ciclo en el club. Siempre merecía más, pese a que el partido mostrase otra cosa. La palabra autocrítica no existe en su diccionario, y habrá que esperar si de aquí a futuro aprende su significado.
Pésimo visitante
En Barranquilla, un tiburón; por fuera de ella, un delfín. Si algo condenó a Juan Cruz Real fue la falta de resultados en condición de visitante. El equipo Currambero, de 24 partidos jugados por fuera del 'Metro', tan solo consiguió rasguñar cuatro triunfos, uno de esos, en el escritorio. El rendimiento del conjunto Rojiblanco, con el argentino al frente, fue del 26%.
Mal inversión en sus fichajes
Si algo diferencia a Junior del resto de equipos del FPC es la billetera. Y aunque uno que otro gustico se ha dado la directiva, también fue cierto que los nombres traídos por Juan Cruz tampoco es que hayan cumplido las expectativas. Refuerzos como Iván Rossi, José Ortiz, Omar Albornoz, Yesus Cabrera, Jorge Arias no han dado la talla y sus presencias en el campo hacían incluso 'sudar frío' al DT.
Nunca encontró su once ideal
A pesar de contar con una nómina jugosa, el entrenador argentino jamás pudo hallar su once de gala. Siempre una que otra pieza era sustituida, y esto terminó pasando factura a lo largo de su ciclo. De hecho, hasta el sistema táctico tuvo su cambio, puesto que pasó de cuatro en el fondo a una línea de tres.
Falta de jerarquía en partidos clave
Nunca dio un golpe sobre la mesa. Cuando la afición esperaba ese subidón de estrato, Junior siempre acababa llevándose una jarra de agua helada. Y ejemplos sobran. Con Unión de Santa Fe, en casa, terminó siendo goleado (0-4). Con Nacional, en la última jornada de los cuadrangulares de la Liga pasada, acabó siendo remontado. De hecho, ni el día de su cumpleaños Junior pudo cantar con una sonrisa de oreja a oreja, puesto que Once Caldas lo venció 1-2, también en el 'Metro'. MARCA
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