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Las dudas que persisten sobre operación militar en Putumayo



Este lunes, desde Nueva York, en donde se prepara para intervenir ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el presidente de la República, Iván Duque, aseguró que la operación militar llevada a cabo el pasado 2 de abril en la vereda Alto Remanso, de Putumayo, que dejó 11 personas muertas, se hizo cumpliendo todos los protocolos del uso de la fuerza y de respeto al Derecho Internacional Humanitario.


Sin embargo, los testimonios que se vienen conociendo desde hace varios días de habitantes del lugar, y el reporte que un grupo de periodistas de varios medios hizo después de visitar el lugar, indican que esto no fue así, o por lo menos, plantean dudas sobre si la actuación de la Fuerza Pública cumplió con las condiciones que debe tener una operación de este tipo.



¿Por qué se ejecutó una operación militar en un lugar en donde, según los reportes, había por lo menos un centenar de personas civiles no combatientes? ¿Por qué los miembros de la Fuerza Pública llegaron vestidos de negro (según la comunidad para simular que eran guerrilleros)? ¿Por qué pasó tanto tiempo, por lo menos unas seis horas antes de que llegara la Fuerza Pública y es cierto que en ese momento fueron manipulados los cadáveres para hacerlos pasar como guerrilleros?


Estas son solo algunas de las muchas preguntas que aún no tienen respuesta y que han llevado a algunos miembros del Congreso a citar al ministro de Defensa, Diego Molano, a un debate de control político e incluso a plantear la posibilidad de una moción de censura.


El lugar


Al reportar la operación militar registrada en Putumayo, el general Eduardo Enrique Zapateiro, comandante del Ejército, aseguró que se trató de una operación planeada por más de 15 días, dentro del respeto a todos los protocolos del uso de fuerza, y que además tenía un blanco identificado, que eran los líderes del Grupo Armado Organizado Residual, Estructura 48, alias ‘Bruno’ y ‘Managua’.


Sin embargo, no es claro por qué la operación fue llevada a cabo en un lugar poblado por civiles y en donde se estaba llevando a cabo un Bazar o un Festival, en el que, se calcula, había más de un centenar de personas.


Un habitante del lugar que pidió no ser identificado explicó que en el lugar había ese día personas que viven en dos veredas cercanas, una de ellas convertida en un cabildo indígena, que se llaman Alto y Bajo Remanso.


Según la descripción que hizo del lugar allí hay un polideportivo, una caseta en donde se llevaba a cabo el bazar y casas alrededor.



En una entrevista con Noticias RCN, Zapateiro aseguró que lo que había en el lugar no era ningún bazar sino que era un centro de acopio, en donde se estaba negociando base de coca, y las 11 personas muertas, incluidos la mujer embarazada y el menor de 16 años de edad, eran miembros del grupo ilegal.


En la operación no se atrapó a ‘Bruno’, según el Ejército, porque logró escapar.


¿Iba de negro la Fuerza Pública?


Los testimonios de los habitantes de la vereda Alto Remanso dejaron al descubierto que el ataque que dejó 11 personas muertas fue cometido por hombres vestidos de negro, que ellos supusieron eran guerrilleros. Para su sorpresa, cuando llegaron las tropas en las lanchas artilladas, se dieron cuenta de que estaban operando conjuntamente con ellos.


“Me dijeron que saliera al patio y me tirara al suelo, yo pensé que era la guerrilla y me iban a matar, por lo que me quedé pasmado (...) entonces les pregunté si me iban a matar, a lo que ellos me respondieron: ‘los que íbamos a matar ya los matamos’, entonces me tiré al suelo y cerré los ojos”, dijo el habitante de la zona que no pidió ser identificado.


Hasta el momento, no hay una explicación oficial del Ejército de si en la operación participaron o no militares vestidos de negro, pero más allá del vestuario, lo que genera inquietud es por qué no se identificaron adecuadamente al llegar al lugar, como les correspondería hacerlo como miembros de la Fuerza Pública.


¿Fueron manipulados los cadáveres?


La evidencia recogida en los últimos días por los periodistas de El Espectador, La Vorágine y la revista Cambio, y por la corresponsal Catalina Oquendo, de El País, de España, indica que los cuerpos de las 11 personas muertas pudieron haber sido manipulados.


El País asegura tener evidencias de que al menos uno de los cuerpos, el del menor de edad, Brayan Santiago Pama, fue movido en por lo menos dos ocasiones, pues en una fotografía aparece sobre la tierra, boca arriba y vestido de jean, camiseta negra y en medias, con tres armas largas a su lado, mientras que en otra se le ve dentro de un bote, sin armas, y con un fusil sobre su cuerpo.


Esta versión coincide con lo que le dijo un habitante del lugar. Esta persona aseguró que pudo recorrer el caserío al poco tiempo del ataque y no vio el cuerpo del menor de 16 años, en el lugar en donde después fue encontrado.



Según un testimonio y una fotografía obtenida por la revista Cambio, a los habitantes del caserío se les obligó a permanecer en el polideportivo desde el mediodía hasta las cinco de la tarde, de espaldas al lugar en donde se encontraban los cadáveres.


A medida que pasan los días, las dudas, en vez de despejarse, parecen crecer cada vez más. COLPRENSA

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