El rover robótico Perseverance de la NASA, que aterrizó en el Planeta Rojo en febrero pasado, ha llevado a cabo con éxito la primera prueba de una revolucionaria tecnología que podría ser la clave para lograr asentamientos humanos permanentes en ese mundo.
El logro lo ha protagonizado un aparato llamado MOXIE (Mars Oxygen In-Situ Resource Utilization Experiment) que el robot Perseverance lleva instalado junto a sus demás instrumentos. MOXIE es el primer dispositivo que ha generado oxígeno en otro mundo.
Aunque MOXIE, del tamaño de una tostadora, es solo un prototipo de pruebas para verificar la validez del concepto, podría allanar el camino para que un concepto de la ciencia-ficción se hiciera realidad: producir y almacenar oxígeno en Marte para ayudar a energizar cohetes capaces de transportar a los astronautas desde la superficie marciana al espacio, posibilitando así un viaje de retorno a la Tierra que no requiriese transportar desde esta todo el oxígeno necesario para la misión. Estos dispositivos también podrían suministrar algún día aire respirable a los propios astronautas.
En la primera sesión de funcionamiento de MOXIE, su producción de oxígeno fue bastante modesta: unos 5 gramos, equivalentes a unos 10 minutos de oxígeno respirable para un astronauta. MOXIE está diseñado para generar hasta 10 gramos de oxígeno por hora.
Para lanzar al espacio cuatro astronautas desde la superficie marciana en una futura misión se necesitarán unas 7 toneladas de combustible y unas 25 toneladas de oxígeno. Los astronautas que pasen un año en la superficie marciana necesitarán bastante menos oxígeno; seguramente consumirán algo más de una tonelada entre todos.
Transportar un generador de oxígeno de una tonelada (un descendiente de MOXIE, más grande y potente, que podría producir esas 25 toneladas) sería mucho más barato y práctico.
La atmósfera de Marte tiene un 96% de dióxido de carbono. MOXIE funciona separando átomos de oxígeno de las moléculas de dióxido de carbono, que están formadas por un átomo de carbono y dos de oxígeno. El proceso también genera un producto de desecho, el monóxido de carbono, que puede simplemente expulsarse a la atmósfera marciana. NCYT