El miserable oportunismo de Dávila y Santos tras el atentado a Miguel Uribe
- Acta Diurna
- hace 4 días
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Por: Aníbal Arévalo Rosero

Que nadie se alegre por la desgracia de otro ser humano, sea quien sea y la postura política que tenga, pero el dolor sale de la contienda partidista. La política se lucha en democracia, y la democracia se ejerce con la palabra, jamás con las armas. Habíamos creído que Colombia había superado esos tiempos de la violencia partidista o del tiempo cuando se sacaba de escena a los opositores matándolos para silenciarlos por siempre.
Así sucedió con eminentes hombres pensadores, estrategas y oradores como Luis Carlos Galán Sarmiento, Álvaro Gómez, Bernardo Jaramillo Ossa, Jaime Pardo Leal, Carlos Pizarro, solo hablando de candidatos presidenciales, porque las víctimas de la violencia partidista se cuentan por miles, como el genocidio de la Unión Patriótica con 5.733 víctimas asesinadas o desparecidas o los 6.402 falsos positivos del expresidente. Son tantos los que habitan en el suelo patrio como para fundar una patria de los expatriados por las balas asesinas.
El atentado sufrido por el senador Miguel Uribe Turbay merece nuestro repudio y total rechazo a las formas violentas, de cualquier índole, para superar al contradictor político. Porque más que ser un colombiano es una persona que merece la dignidad que reclama el negro o el indígena, el campesino o el obrero, el profesional o el técnico. Todos como colombianos de cualquier condición nos merecemos una vida digna y que a nadie le sieguen su esperanza.
Pero ante los hechos confusos, llenos de especulaciones, con muchos opinadores y nada de certezas, se busca pescar en río revuelto para que haya ganancia de pescadores. Así lo observamos cuando los precandidatos a la presidencia de la república, los más avispados, empezaron a lanzar arengas en contra del Gobierno de Petro. ¡Oh, no, por Dios! ¿Qué es eso tan vulgar y tan bajo? Así lo vimos en las redes de comunicación a la señora Vicky Dávila, lanzando su anzuelo, a ver si logra pescar en aguas turbias. Estos personajes no merecen sino nuestro de desprecio, pues no respetan el dolor que está sufriendo un compatriota dirigente, para salir a pescar no votos sino incautos.
O lo que hace otro personaje como el señor Pacho Santos que publica un trino culpando del atentado al presidente Petro. Se deja entrever que la derecha extrema no desaprovecha el dolor del otro para hacerse publicidad gratis. Y así está sucediendo con la derecha en el mundo que despiertan muchas sospechas cuando el candidato a la presidencia de un país poderoso sufre un atentado en una oreja. No nos queda claro, pero se salvó no por una nariz sino por una oreja, lo que para muchos se convierte en un autoatentado.
Lo ocurrido en Ecuador, en 2023, con el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, evidencia que en Latinoamérica existe una derecha que no está dispuesta a entregar el poder por ningún medio. El precio que se paga por ganar multitudes, ser referente de opinión, es que le apaguen la llama de la vida. Y en Colombia se está pagando ese precio, aún estamos sometidos al ‘todo vale’ de la indignidad. Viviendo los tiempos de Pablo Escobar que tenía horrorizado el país con ataques sorpresivos con bombas.
Y no podemos olvidarnos de Gaitán, un candidato presidencial con altas opciones de llegar a ocupar ese cargo, pero con los mismos argumentos que hoy esgrimen contra Petro, lo asesinó la oligarquía que se le mide a cualquier forma de mantenerse en el poder.
En el caso del senador Miguel Uribe Turbay, a la izquierda no le interesa, no le conviene, ni se le va a ocurrir atentar contra él por más contradictor que sea y por más ataques altisonantes que haya hecho. Entonces, sumemos y restemos y saquemos cuentas a quién le puede interesar atentar contra el senador. ¡Blanco es y la gallina lo pone!
Solo esperamos que haya una investigación con el rigor científico y que se clarifiquen los hechos, pero que se acabe tanta especulación y tantos ‘analistas’ que dicen tener la verdad a cuestas.
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