Daniel García Peña fue elegido como el nuevo vicecanciller del Gobierno de Petro, quien será el reemplazo de Francisco Coy, tras su salida del cargo.
La carrera del nuevo funcionario ha sido en su mayoría académica y política. Cuenta con un historial de servicio público que incluye ser Alto Comisionado de Paz bajo el gobierno de Ernesto Samper y desempeñarse como funcionario durante la Alcaldía de Gustavo Petro en Bogotá.
Francisco Coy, por medio de su red social X, señaló que, “este período al frente del Viceministerio de Relaciones Exteriores en la Cancillería de Colombia ha sido una experiencia fantástica para participar en el diseño y la ejecución de la política exterior de un país que se proyecta con cada vez mayor importancia en el escenario internacional”.
A su vez, también señaló que “estoy muy complacido por el nombramiento de Daniel García-Peña historiador, intelectual, conocedor de la política exterior de Colombia y amigo de muchos años. Esta mañana hablamos y acordamos los primeros pasos para el proceso de empalme”.
Cabe resaltar que, García Peña es recordado por su renuncia en 2014 como director de Relaciones Exteriores de la entonces Alcaldía de Bogotá, motivada por el manejo que Petro dio a la salida de su esposa, María Claudia Valencia Gaitán, de la Secretaría de Hábitat.
Este nombramiento añade a García Peña a la lista de colaboradores cercanos a Petro que han sido elevados a posiciones en su mandato, como Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, y Óscar Sánchez Jaramillo, viceministro de Educación.
Las críticas
Tras su nombramiento, algunos criticaron el hecho de que Coy no sea un viceministro de carrera sino producto de una decisión política.
“El presidente termina la buena costumbre de tener un viceministro de carrera en la Cancillería. Sale Francisco Coy, diplomático desde 1988, y entra un político, Daniel García Peña, aquel que le renunció en la alcaldía diciéndole que era un “déspota de izquierda”, afirmó el periodista Melquisedec Torres.
Recordó que, en 2014, cuando García renunció al cargo como director de Relaciones Exteriores expresó que el presidente era “un déspota de izquierda, por ser de izquierda, no deja de ser déspota... La repetida impuntualidad no es nada distinto a un profundo irrespeto por los demás”. COLPRENSA