Bastaba aplicar las leyes de Newton (1, 2 y 3) para calcular el volumen del agua, su masa, velocidad y tiempo de evacuación total, antes de “emprender” las obras de canalización de los arroyos para saber la capacidad que tenían los tubos, canaletas y rejillas utilizados como recolectores de esas aguas lluvias que se transforman en arroyos caudalosos y peligrosos.
Las evidencias hablan por sí solas. Son pruebas de la estupidez o de la burla. Tal vez las dos: dioses bufones o payasos reyes burlándose de los barranquilleros. ¿Humor negro en el "sitio de libres", donde residen los "bulliciosos" mudos y recocheros?
Quedaron como embudos, como cuellos de botella, las obras de canalización. Sustrajeron el corcho de la botella y la frotaron para que saliera el genio, lo agarraron por el cuello con ganas de estrangularlo, lo intimidaron con volverlo a meter dentro de la botella si no cumplía con los deseos pedidos. Los bárbaros y sinvergüenzas no pidieron los tres deseos habituales que se solicitan a un genio. Le exigieron cuatro: 1) que no lloviera, 2) que nadie viera, 3) que nadie controlara y 4) que ningún periodista hablara. Casi casi lo logran. Estuvieron punta de cometer el crimen perfecto, sin huellas ni testigos, a excepción del genio. Sin embargo, se olvidaron del genio y éste les aguó la fiesta al no cumplirles el primer deseo.
¡Ay hombe! Tan fácil que era pedirle al genio que: 1) les explicara la primera Ley de Newton, 2) que les explicara la segunda Ley de Newton, 3) que les explicara la tercera Ley de Newton¡ No joda!, y todavía les quedaba un cuarto deseo por pedir. Si, porque pidieron cuatro. Pero ¡No! Estos personajes no necesitan leyes. Ellos no respetan las leyes, porque ellos son la ley. Están por encima de la ley.
Apenas lo soltaron, el genio, enfurecido por las torturas que le infringieron, les quitó el primer deseo. ¡Está bueno, no joda¡, porque legalmente son tres deseos los que se piden. Aún temblando por la ira, el genio hizo su asunción a las nubes, abrió todos los grifos y ¡Virgen santa! Ahora caen diluvios. Ahora no solo permanecen los mismos arroyos caudalosos, sino que aparecieron otros que no existían. Estos diluvios tienen nerviosos y al borde de la locura a muchos "bulliciosos" mudos. Un amigo que vive en el Barrio Abajo, cerca al arroyo La María, anda comprando toda la madera posible. Se le metió la loquera de construir un Arca de Noé. No es para menos, que alguien se ahogue en aguas profundas del mar, o de un jagüey, no es extraño, pero que se ahogue en tierra firme arrastrado por un arroyo es aterrador.
¡No señor!, esos volúmenes de agua no se van tan rápido. Experimenten con una batea de lavar y verán que al quitar el tapón, el agua demora para bajar. El volumen del agua más la fuerza, más velocidad por las pendientesla hacen saltar por encima de las rejillas y canaletas, desafiando la gravedad (física del salto). El físico Lee Loveridge, de la Universidad de Pierce, EE. UU., confirma que si es posible la escena del automóvil saltando de un edificio a otro en “Rápidos y furiosos 7”. Ahora bien, si el volumen de los tubos no es igual al volumen del agua, entonces, nada de nada. “Nalgas flacas de paco paco”. Ni quitando las rejillas. Agregue la basura que obstruye las rejillas y la tubería de desagüe y verán el “milagro”. Ni quitando el corcho de la botella, ni frotándola habrá solución, porque el genio ya no está, se dio a la huida y más nunca lo verán.
¡Que diluvios! Y apareció otro carnaval, el “Carnaval de los Arroyos” con su “Batalla del Arrastre”. No pasan cumbiambas ni disfraces, tampoco carrozas, pero si pasan carros de todos los colores, motocicletas, bicicletas, bici coches. ¡Dios mío, no puede ser!...ahí va mi cacharrito, por lo que veo, adentro va mi mujer con su amante. No tengo tan mal corazón como para desear que se ahoguen pero sí deseo que el Cuerpo de Bomberos no los rescate. ¡Madre mía!, si no tenían seguro todo riesgo, que es lo más seguro, los dueños de esos carros perdieron su patrimonio.
Pasan colchones. ¡Insólito!, sobre uno de los colchones va una pareja de enamorados, van semidesnudos, el arroyo los sorprendió sacándolos de la habitación en pleno acto sexual. Pasan televisores, pero no vienen los periodistas de la televisión. ¡No aparece ni cura! ¡Qué locura! Y ¿donde está el cura? Por si son necesarios los santos oleos. Y ¿donde la cura?
Pasa mucha basura. No sé si los arroyos se llevan toda la inmundicia. Lo dudo porque todavía hay mucha basura produciendo basura y ya no sé cual es la basura, la que pasa o la que se queda.
Pasa una montaña de dinero despilfarrado. Las otras montañas están en los “paraísos fiscales”.
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