Una de las grandes lecciones que ha dejado el conflicto armado entre Ucrania y Rusia es la necesidad de que las economías comiencen a replantear sus políticas y acciones relacionadas con la independencia energética.
La guerra dejó, de un día para otro, problemas de abastecimiento de combustibles, no solo en Europa, uno de los principales clientes del gas y el petróleo ruso -de acuerdo con cifras de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Rusia suministra el 40% de gas a la Unión Europea (UE) y el 27% de su petróleo importado- sino en todo el mundo.
Por ello, en el ´viejo continente´ el tema está sobre la mesa y se constituye en un ítem de permanente conversación en los gobiernos. Los líderes de Reino Unido, por ejemplo, han sido insistentemente reiterativos en la necesidad de buscar nuevas fuentes y garantizar el autoabastecimiento, evitando así la dependencia internacional y la volatilidad de los precios de los combustibles.
Apenas inició el conflicto, ese país anunció un plan de independencia energética que implica una rápida expansión de la energía nuclear y objetivos acelerados para las energías renovables. “El país ha visto precios récord de la gasolina en todo el mundo. Necesitamos protegernos de los picos de precios en el futuro acelerando nuestro movimiento hacia una energía más limpia, más barata y de cosecha propia”, dijo el secretario de Negocios de Reino Unido, Kwasi Kwarteng a diferentes medios de comunicación europeos.
Para Kwarteng, la energía eólica marina, la solar y el hidrógeno también forman parte del plan, cuyo objetivo es que el 95 % de la electricidad sea baja en carbono para 2030, pero también se sigue confiando en el petróleo y el gas, con una nueva ronda de licencias para proyectos del Mar del Norte que se lanzará en el segundo semestre del año, reconociendo la importancia de estos combustibles para la seguridad energética y que producir gas en el Reino Unido tiene una huella de carbono más baja que hacerlo en el extranjero.
Los desafíos
La independencia energética es un concepto que hace referencia a la posibilidad de un territorio o individuo de ser autosuficientes energéticamente hablando. Es decir, este término implica que toda o parte de la producción energética sea propia y auto consumida.
Por ello, se ha convertido en una necesidad global. Scott Tinker, director de la Oficina de Geología Económica, en una charla TEDx, aseguró que precisamente en la actualidad, son más evidentes los desafíos interrelacionados que enfrenta el mundo: Energía asequible y fiable para todos y protección del medio ambiente.
“La verdad es que no existen fuentes de energía buenas y malas, limpias y sucias, renovables y no renovables. Todos tienen beneficios y todos tienen desafíos. El cambio climático es un tema importante, pero no es el único problema ambiental. La energía solar y eólica son importantes soluciones bajas en carbono, pero son solo una parte de la solución. Debemos poner nuestras mejores mentes a la tarea de abordar el doble desafío, trabajando juntos para mejorar el mundo”, afirmó durante la charla, realizada a inicios de este año.
El escritor y ambientalista danés Bjørn Lomborg coincide en este aspecto. “Salimos de la crisis por el COVID y entramos a la generada por la invasión rusa y, nuevamente, nos damos cuenta de que necesitamos muchos recursos y energía que tradicionalmente han provenido de combustibles fósiles. Contar con mucha energía saca a la gente de la pobreza, es lo que hace posible la industrialización y la civilización, la energía ayuda a proveer a las personas de comida, calor o frío, por eso hay que tratar de garantizar que haya buena cantidad de energía”, aseguró Lomborg durante una entrevista en ADN Opinión, de México.
Agregó que es necesario que los países encuentren formas más baratas y verdes de producir energía. “Si conseguimos que la energía verde sea más barata que los combustibles fósiles, todo cambiaría. La solución es primero el fracking, una tecnología que no está exenta de problemas como todas las demás, los paneles solares y las turbinas eólicas también tienen algunos impactos negativos: Estados Unidos logró la autosuficiencia logrando extraer gas de esta forma”, manifestó en la conversación con el medio latinoamericano.
Y también, señaló el experto, está la energía nuclear de cuarta generación; “todo esto podría significar gran parte de la solución. La mitigación de los factores en contra de la producción de los combustibles está en la regulación, que haya normas claras. Hay que promover las innovaciones que abaraten la explotación y producción de energía, que las hagan más abundantes y garantizar así que contemos con la necesaria para sacar a la gente de la pobreza y disminuir las emisiones”, precisó en la entrevista el ambientalista europeo.
¿Y en Colombia?
Nuestro país no es ajeno a esta crisis mundial. Aunque somos un país productor, está en la mesa el tema del autoabastecimiento y la autonomía energética.
Los estimativos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) señalan que las reservas de petróleo, calculadas en 2.039 millones de barriles, sólo alcanzan para siete años y medio; mientras que las de gas natural, estimadas en 3.164 giga pies cúbicos, garantizan una respuesta a la demanda de sólo ocho años, si no se lograsen hallazgos importantes en los próximos años.
Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, asegura que perder esa autonomía es muy grave para el desarrollo del país, y por ello hay que pensar en soluciones. “Ya nos pasó: entre 1976 y 1985, el país perdió la autosuficiencia energética y en ese momento tuvo que importar combustibles por una suma cercana a los US$4.724 millones. Esta cifra, sumada a la adquisición de crudos nacionales, se elevó a US$6.409 millones”, destaca.
Francisco José Lloreda Mera, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas- ACP-, resalta que Colombia debe esforzarse por garantizar su seguridad e independencia energética, aprovechando prioritariamente los recursos disponibles en el subsuelo que, además generan ingresos fiscales, de ahí que esperamos esta hoja de ruta sirva para avanzar en las medidas que se requieren e impulsar el desarrollo de una industria que representa importantes beneficios para el país y las regiones.
El economista Mauricio Reina asegura que, si bien es evidente que el mundo debe acelerar la transición del uso de energías fósiles a energías limpias, si es que queremos sobrevivir como especie, no es posible hablar de dejar de explorar petróleo en nuestro territorio.
En opinión de Reina, hay que seguir incentivando el desarrollo de energías alternativas, pero es importante que lo hagamos reconociendo que tenemos una matriz energética bastante limpia, que en términos proporcionales somos uno de los países que menos contribuye a las emisiones globales de carbono, y que la mayoría de las que producimos vienen de la deforestación y la ganadería. Y, explica, si algo podemos aprender de la crisis global actual es que las energías alternativas aún están lejos de ser un sustituto adecuado de las energías fósiles, y que la transición energética será compleja y seguirá estando marcada por una creciente volatilidad en la que los países con reservas y producción de crudo tendrán una ventaja frente a los demás.
Por su parte el ingeniero Santiago Arango, profesor titular, Vicedecano de Investigación Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, señala por su parte que la situación actual nos lleva a concientizarnos de la importancia de que Colombia tenga una matriz mucho más diversificada en lo que respecta a la energía. “En nuestro país tenemos, sin duda, una cantidad de recursos energéticos que tenemos que aprovechar; hay que comenzar a ver los temas de transición de una manera responsable. No hay soluciones para todo, por ejemplo, en el campo de aviación no hay sustituto para el petróleo, pero para otros campos hay que pensar en otras fuentes por ejemplo el hidrógeno”, puntualizó. VANGUARDIA
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