“La Paz Total es un fracaso”, así califican varios sectores la apuesta del Gobierno Nacional de llegar a un acuerdo con el Eln, las disidencias de las Farc y ahora con el Clan del Golfo, la estructura del paramilitarismo en Colombia que controla gran parte del narcotráfico en el territorio.
La apuesta del Gobierno Petro ha sido clara: desarmar a la guerrilla, a las disidencias del proceso de paz de 2016 y someter a los nuevos bloques de paramilitares que se disputan el control del narcotráfico especialmente en zonas de fronteras.
Con el Eln, por ejemplo, después de 22 meses de iniciar la mesa de negociación, el proceso empieza a pender de un hilo tras la seguidilla de atentados en contra de la Fuerza Pública y de la población civil, como se ha registrado en Norte de Santander y recientemente en Arauca, donde la semana pasada atentaron contra una base militar dejando como saldo tres muertos y 27 heridos.
“Esta es una acción que prácticamente cierra el proceso de paz”, dijo el presidente Gustavo Petro con relación al ataque que cuatro días después el Eln reconoció. Si bien es cierto esto se interpretó como una inminente ruptura de los diálogos de paz, que llevan más de cinco meses congelados, la Delegación del Gobierno dijo en un comunicado que el proceso quedaba suspendido.
“Su viabilidad está severamente lesionada, y su continuidad solo puede ser recuperada con una manifestación inequívoca de la voluntad de paz del Eln”, afirmó la delegación del Gobierno.
El anuncio del presidente Gustavo Petro tomó por sorpresa a diferentes sectores toda vez que si bien es cierto la crisis con el Eln ya estaba sentada, la semana pasada se profundizó tanto que tambalean los 22 meses de negociación.
Una de las razones que llevó a esta crisis fue el secuestro del papá de Luis Díaz, el jugador de la Selección Colombia, que se dio el 28 de octubre de 2023, cuando él estaba con su esposa en una estación de gasolina en Barrancas, La Guajira.
El hombre estuvo durante 13 días en cautiverio y recuperó la libertad gracias a los acercamientos de la guerrilla del Eln con el Gobierno Nacional, que estaban en uno de los puntos más altos.
Para ese momento se anunció el diálogo con la estructura Comuneros del Sur, que tiene operaciones en Nariño, y que molestó al Comando Central del Eln, que pidió suspender esa mesa.
Desde ahí había fricción entre las dos partes. En julio de este año, a pocos días de terminar el cese al fuego en agosto, el Eln exigió al Gobierno sacarlo de la lista de Grupos Armados Organizados, Gaos, para continuar en la mesa de negociación, pero el ministro de Defensa, Iván Velásquez, cerró esta puerta.
Incluso tras finalizar la tregua, el Ministro ordenó a las Fuerzas Militares retomar operaciones ofensivas contra el Eln. El secuestro, la extorsión, la economía ilícita y la violencia no han cesado, razón por la cual los expertos consideran que el Eln nunca ha tenido voluntad de paz.
Para Óscar Palma, experto en temas de conflicto armado en Colombia, este diálogo de paz nunca ha tenido estabilidad que permita avistar la firma final del acuerdo con el Eln.
“Es que no tiene voluntad la guerrilla y eso muestra la poca estabilidad que hay. Ahora el riesgo es que este diálogo termine en nada”, afirmó el analista.
¿Qué viene ahora?
Mientras la delegación de paz se mantiene con esperanza para continuar con el diálogo, desde varios sectores consideran que no hay viabilidad y que el proceso ya está fracasado.
“Ante organizaciones y medios internacionales, el Eln se muestra con el interés de impulsar transformaciones sociales y la protección de la naturaleza. La realidad es que todo el tiempo está afectando el medio ambiente y acosando a la población civil”, cuestionó el presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie, miembro de la mesa por parte del Gobierno Nacional.
Según Óscar Palma, el Gobierno ha sido insistente en mantener un diálogo de paz para finalizarlo a toda costa, mientras que el Eln sigue atentando y manteniéndose de las economías ilícitas, irrespetando los acuerdos.
“El Gobierno necesita tener otro tipo de estrategia y será la Fuerza Pública la que ejerza algún tipo de control contra la guerrilla. El Eln no tiene interés de continuar con el diálogo”, señaló Palma.
Para varios analistas, la crisis en la mesa de diálogo entre el Gobierno Nacional y el Eln pone en riesgo a las comunidades de Antioquia, Nariño, Cauca y Chocó, donde históricamente la guerrilla ha tenido presencia delictiva y ha atentado contra la población civil.
“Esto podría generar un incremento en las regiones donde el Eln tiene presencia. Podrían aumentar las acciones violentas, los secuestros, las economías ilícitas. En este momento la incertidumbre es total frente a lo que podría pasar”, puntualizó Óscar Palma. COLPRENSA
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