Viaje de Petro a China: una maniobra geopolítica en un mundo multipolar
- Acta Diurna
- hace 2 días
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Por: Carlos Eduardo Lagos Campos

La visita del presidente Gustavo Petro a China, iniciada el 11 de mayo de 2025, no es un mero ejercicio diplomático, sino una maniobra calculada en el tablero de la geopolítica global. En un mundo donde las tensiones entre potencias dibujan un mapa de lealtades difusas, Colombia, bajo el liderazgo de Petro, busca afirmar su soberanía a través de una política exterior que, sin renunciar a sus aliados tradicionales, abra puertas hacia el gigante asiático. Este movimiento, lejos de ser un desafío directo a Estados Unidos, responde a la lógica de un país que reconoce la necesidad de diversificar sus alianzas en un escenario multipolar.
Una apuesta por la conectividad global: La Franja y la Ruta
Uno de los pilares de esta visita es la adhesión formal de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), el ambicioso proyecto chino que conecta continentes mediante infraestructura y comercio. La decisión no es trivial: según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la participación en la BRI podría atraer inversiones por hasta 5.2 mil millones de dólares para proyectos clave en Colombia, como la expansión del Metro de Bogotá o la modernización de corredores logísticos como el del río Magdalena. Estas inversiones no solo fortalecerían la infraestructura nacional, sino que también generarían empleo y dinamizarían sectores estratégicos.
La BRI, sin embargo, no es solo un vehículo económico, es un símbolo de la proyección global de China. Al sumarse a esta iniciativa, Colombia no solo accede a recursos, sino que también se posiciona como un nodo relevante en la red comercial asiática, un movimiento que países como Chile, Perú y Argentina ya han consolidado. La cancillería lo expresó con claridad en una declaración a El Tiempo (12 de mayo de 2025): “No se trata de elegir bandos, sino de aprovechar oportunidades que beneficien al pueblo colombiano”. Esta postura pragmática refleja el tono de una diplomacia que, sin renunciar a su identidad, busca adaptarse a las realidades del siglo XXI.
Comercio bilateral: Reduciendo la brecha
El comercio con China, que en 2024 alcanzó los 21 mil millones de dólares, es otro eje central de la visita. China es el segundo socio comercial de Colombia, pero el déficit comercial, que asciende a 12.4 mil millones de dólares, sigue siendo un desafío, por lo que Colombia ha puesto énfasis en diversificar sus exportaciones. Productos como el café, el aguacate y el petróleo, que ya tienen una presencia notable en el mercado chino, podrían beneficiarse de nuevos acuerdos comerciales. Según la Cámara de Comercio Colombo-China, un incremento del 15% en las exportaciones agrícolas podría generar hasta 1.2 mil millones de dólares adicionales en ingresos anuales.
La visita también abre la puerta a una mayor presencia de empresas chinas en Colombia. Gigantes como Huawei, que controla el 34% del mercado de telecomunicaciones en el país, y BYD, líder en vehículos eléctricos, podrían expandir sus operaciones, especialmente en el marco de la transición energética impulsada por Petro. Sin embargo, esta mayor presencia no está exenta de riesgos, como la dependencia tecnológica o la necesidad de garantizar que los beneficios lleguen a las comunidades locales, un punto que analistas como Mauricio Reina, en Semana (13 de mayo de 2025), han señalado como crucial.
Sostenibilidad y tecnología: Una alianza para el futuro
La cooperación en sostenibilidad y transferencia tecnológica es otro aspecto destacado. China, con su experiencia en energías renovables y su liderazgo en sectores como la inteligencia artificial, ofrece a Colombia oportunidades para avanzar en su agenda de transición energética. Durante la visita, se han discutido acuerdos para la instalación de parques solares y eólicos, así como la transferencia de tecnologías para la agricultura climáticamente inteligente. Según el Ministerio de Ambiente, estas iniciativas podrían reducir las emisiones de carbono en un 8% para 2030, un paso significativo hacia los compromisos del Acuerdo de París.
No obstante, la dependencia de tecnologías chinas plantea dilemas. La ciberseguridad, por ejemplo, es una preocupación creciente en un contexto donde Huawei ha sido cuestionada por gobiernos occidentales. Petro, en su discurso en Beijing (11 de mayo de 2025), abordó este tema con un tono conciliador: “La tecnología debe ser un puente, no un muro. Queremos aprender de China, pero también proteger nuestra soberanía digital”. Este equilibrio será clave para evitar fricciones con socios como Estados Unidos, que sigue siendo un actor preponderante en la seguridad nacional colombiana.
Liderazgo regional: Petro en la CELAC
Como presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Petro aprovecha la visita para participar en la IV Reunión Ministerial del Foro CELAC-China (13-14 de mayo). Este foro, que reúne a 33 países de la región con China, es una plataforma para negociar agendas de comercio, inversión y cambio climático. La presencia de Petro no solo eleva el perfil de Colombia, sino que también consolida su papel como un puente entre América Latina y Asia.
En este contexto, Petro ha propuesto un enfoque de “integración multipolar”, que incluye la creación de un foro CELAC-Europa en 2026. Esta visión, aunque ambiciosa, enfrenta desafíos, como la fragmentación política en la región y las diferencias ideológicas entre los miembros de la CELAC. Sin embargo, el liderazgo de Petro en este espacio le permite proyectar a Colombia como un actor global, capaz de dialogar con potencias de distintos signos ideológicos.
Contexto multilateral: Equilibrio en tiempos de tensión
La visita de Petro a China no puede leerse en aislamiento, sino en el marco de un mundo marcado por la rivalidad entre Estados Unidos y China. La guerra comercial entre ambas potencias, con aranceles estadounidenses del 10% sobre exportaciones colombianas, ha generado incertidumbre en el comercio exterior del país. En este sentido, la aproximación a China es una respuesta pragmática a la necesidad de diversificar mercados y reducir la vulnerabilidad frente a presiones externas.
La cancillería colombiana ha sido enfática en desmentir cualquier interpretación de la visita como un gesto hostil hacia Washington. En palabras de Sarabia, citada por Reuters (12 de mayo de 2025): “En ningún momento queremos que esto se vea como una afrenta a los Estados Unidos. Nuestra relación con ellos es sólida, pero Colombia tiene derecho a explorar nuevas alianzas”. Este mensaje busca apaciguar las tensiones, especialmente tras la crisis diplomática de enero de 2025, cuando las deportaciones de migrantes colombianos desde EE. UU. generaron roces bilaterales.
El 62% de las exportaciones colombianas aún se dirigen a mercados alineados con Estados Unidos, lo que subraya la importancia de mantener un equilibrio. Petro, en este sentido, parece apostar por una diplomacia de “no alineación activa”, que permita a Colombia negociar desde una posición de mayor autonomía sin sacrificar sus lazos históricos.
Riesgos y consideraciones
A pesar de sus méritos, la visita no está exenta de riesgos. La mayor presencia china en Colombia podría generar tensiones con Estados Unidos, especialmente en un contexto donde el 35% de las exportaciones colombianas dependen de mercados norteamericanos. Además, la falta de transparencia en algunos acuerdos de la BRI, como ha ocurrido en otros países, plantea interrogantes sobre la sostenibilidad y el impacto social de estas inversiones.
Analistas como Sandra Borda, en El Espectador, advierten que Colombia debe establecer mecanismos robustos de monitoreo para garantizar que los proyectos chinos cumplan con estándares ambientales y sociales. La experiencia de países como Ecuador, donde la deuda con China ha limitado la soberanía fiscal, es un recordatorio de la necesidad de negociar desde una posición de fortaleza.
Una Colombia soberana en un mundo multipolar
La visita de Gustavo Petro a China en mayo de 2025 es un capítulo más en la construcción de una política exterior que busca posicionar a Colombia como un actor relevante en un mundo multipolar. Lejos de ser un gesto de revanchismo hacia Estados Unidos, esta aproximación a Beijing refleja un pragmatismo estratégico que combina oportunidades económicas con una visión de autonomía. La adhesión a la BRI, el fortalecimiento del comercio bilateral, la cooperación en sostenibilidad y el liderazgo en la CELAC son pasos que, si se gestionan con cuidado, podrían traducirse en un crecimiento económico significativo y una mayor influencia global para Colombia.
Sin embargo, el éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad de Petro para navegar las tensiones geopolíticas y garantizar que los beneficios de la cooperación con China lleguen a las mayorías. Como en toda partida de ajedrez, cada movimiento implica riesgos, pero también oportunidades. En este caso, Colombia parece dispuesta a jugar con audacia, consciente de que, en un mundo de potencias enfrentadas, la soberanía se construye con equilibrios y no con alineamientos ciegos.
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