El famoso informe Pöyry recomienda la construcción de un nuevo túnel, lo que significaría otro reto para la obra, además de nuevos trámites ante la Anla.
Y es que la emergencia generó daños significativos a la infraestructura del proyecto, incluidas afectaciones por erosión y socavación hidráulica. Por eso, según el diagnóstico de la consultora chilena, la exposición del proyecto a riesgos catastróficos ha aumentado en varios aspectos en comparación con su diseño original. Mientras este contemplaba el vertedero, conductos para aguas turbinadas, una importante capacidad de descarga y la posibilidad de bajar el nivel del embalse, el panorama actual es bien diferente.
En resumidas cuentas, si Hidroituango requiere alguna reparación de mayor profundidad que el umbral del vertedero (401 msnm), el esquema actual no permite una reacción rápida porque no existe una forma convencional de bajar el nivel del embalse. “Para reparaciones más extensas es indispensable que todas las unidades estén en operación y sin fallas para garantizar un tiempo de rehabilitación más extenso”, determina Pöyry.
Por eso, con base en el diagnóstico realizado en el vertedero y la situación de inestabilidad en el macizo rocoso, Pöyry afirma que la única manera de poder reparar esos componentes consiste en aumentar la capacidad de descarga construyendo un nuevo túnel, que no está contemplado en los diseños actuales y que debería ubicarse en la ladera opuesta a donde están las obras subterráneas.
“En el caso de Ituango no existe una descarga de fondo o intermedia independiente de las captaciones con suficiente capacidad y, por lo tanto, se puede concluir que no existe la posibilidad de bajar el nivel del embalse con el fin de inspeccionar los elementos claves, incluyendo la presa”, dice el informe, proponiendo construir esa nueva descarga como una estructura independiente y tomando como base estándares internacionales.
Cuestión de números
Desde la crisis de 2018, tanto el túnel auxiliar como el túnel derecho de desviación se encuentran bloqueados. Actualmente, las conducciones que llevarán agua para que las unidades de generación funcionen no están habilitadas y el proyecto no posee un dispositivo de descarga intermedio, por tanto, no tiene capacidad para bajar el nivel del embalse.
¿Cuál es entonces la salida? Encender las turbinas lo más pronto posible para que el agua del embalse vaya por los túneles de captación, se produzca la energía y luego esta salga por las descargas. Estima Pöyry que cuando funcionen las ocho unidades, por allá en 2025 según el cronograma de EPM, estarían saliendo 1.344 metros cúbicos por segundo (m3/seg), es decir que cada unidad que se encienda se gastaría 168 m3/seg. El río tiene un caudal medio de entre 1.000 y 1.200 m3/seg.
Esto permitirá, dice Pöyry, bajar el nivel de embalse al mínimo de operación durante los meses secos del año y en años que no sean especialmente húmedos. Añade que se está evaluando rehabilitar la Descarga Intermedia (ver recuadro), conectándola con las conducciones de dos unidades de generación.
Siguiendo las recomendaciones internacionales para presas de gran magnitud como es el caso de Ituango, sería necesario contar con esa descarga alternativa, no solo para hacer inspecciones, sino también reparaciones después de un evento de sismo o en situaciones de peligro.
No es una medida obligatoria para poner en marcha el proyecto. Así que también será posible estudiar las diferentes alternativas y el impacto socioambiental correspondiente de cada solución, en particular el efecto de las descargas aguas abajo en caso de que se requiera una bajada controlada del embalse, concluye Pöyry.
Consultado al respecto, el gerente de EPM, Jorge Andrés Carrillo, reiteró la certeza de poner en operación dos unidades este año (julio y noviembre). Esto permitirá disminuir el agua que pasa por el vertedero, lo que resultará en mayor control del proyecto.
“Cuando superemos tres unidades de generación en servicio, vamos a utilizar el tabique del vertedero para pasar el agua por un lado o el otro, y vamos a poder hacer mantenimientos más estructurales, en fallas que hoy no hemos detectado”, respondió Carrillo. COLPRENSA
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