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¿Quién ganó y quién perdió con el paro de Fecode?

Foto del escritor: Acta DiurnaActa Diurna

Por: Roberto Núñez P.



El paro permanente del Magisterio convocado por FECODE, desarrollado del 12 al 20 de junio a raíz de las enmiendas perversas introducidas por la derecha, nos deja varias lecciones.

En primer lugar, queda claro, por si alguien lo dudaba, que la derecha nunca duerme. Está dispuesta a asaltar a los trabajadores y el pueblo en general en cualquier momento.



Mientras las reformas más afecten los intereses del gran capital, más difíciles se harán los consensos. El derecho a la educación pública suena defendible para todos, excepto para algunos cuando ven que ya no les llegará el dinero del Estado; Estado que quieren cada vez más pequeño los mismos que ponen el grito en el cielo cuando no les llegan los chorros de dinero público. Reclaman un Estado pequeño para lo social, pero grande para sus intereses.

Sin el pueblo en la calle no hay reformas. El Magisterio lo acaba de demostrar una vez más. Si los docentes se quedan tranquilos en sus aulas y en sus casas tendríamos hoy la negación del derecho a la educación, habríamos perdido por mucho tiempo la esperanza de una garantía para que los niños y niñas más pobres cursaran los tres años de preescolar y estaríamos frente a una evaluación punitiva que desconocería las realidades de cada comunidad educativa. De la misma forma, una dictadura de hecho le hubiera quitado el derecho de protesta a los maestros y maestras.

¿Quién ganó y quién perdió? Se perdió y se ganó al mismo tiempo.

1. Ganó FECODE porque evitó, así sea por ahora, que el monstruo cobrara vida y le “quebrara el espinazo”, como sueñan los enemigos del Magisterio. También ganó porque demostró que la calle es suya, y que sin escuchar la voces del pueblo se hace imposible la democracia.


2. Pierden FECODE y el gobierno porque no lograron aprobar la Ley Estatuaria de la Educación producto de consensos. Si no se retoma el camino, todo se habrá perdido.



3. Gana la oposición que impidió, al menos por ahora, los grandes cambios que necesita la educación colombiana.


4. Pierde la oposición porque, en su afán de hundir la reforma, desvió la atención en el asunto que más les preocupaba a los docentes en el momento: La implementación del nuevo modelo de salud. Todo indicaba que los problemas surgidos en la transición serían el detonante para una ruptura entre el gobierno y una de las principales columnas del proyecto del cambio: Los maestros. En la medida en que se superan las dificultades de la transición se aleja la amenaza de la ruptura.


5. Pierden los precandidatos presidenciales de la derecha. A María Fernanda Cabal y Paloma Valencia les quedará cada vez más difícil ganarse la simpatía de los maestros.


6. Pierde la ministra de educación. Sin embargo, no queda claro si permanecerá o no en el cargo. Ya veremos en las próximas semanas. De todas formas, el golpe para ella no será tan fuerte como algunos creen, sino veamos el caso de Laura Sarabia.


7. Pierde María José Pizarro, también sus compañeros de comisión, pero sobre todo ella, en su apoyo a las enmiendas, aun si guardara la esperanza de tumbarlas en la plenaria del senado. Queda afectada su precandidatura para suceder a Petro.


8. Gana Carolina Corcho, quien siempre estuvo al lado de los profesores sin titubear. Crece su precandidatura.



9. Mientras tanto Gloria Inés Ramírez, la ministra de trabajo, aguarda. Queda indemne por estos lares (favorecida por otro lado por la aprobación de la reforma pensional y el avance de la laboral).


10. Pierde y gana el pueblo colombiano. Gana por haberse impedido la aprobación del proyecto, pierde porque aún no se hace realidad el cambio en la educación que tanto se necesita.


11. Gana la calle. Los cambios que no se hagan en el congreso se harán en la calle. Aunque algunos lo nieguen y se escandalicen. No olvidemos que el soberano es el pueblo.

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