En la noche de este martes volvió a circular un video que registró el paseo nocturno de un par de hipopótamos en el corregimiento de Doradal, en Puerto Triunfo, Antioquia. Como si fueran mascotas, los mamíferos recorrieron zonas habitadas de ese poblado y hasta hicieron parada a las afueras de un restaurante.
El hecho fue compartido por la cuenta de “Denuncias Antioquia” mediante sus redes sociales. Y aunque hasta el momento no se conoce que el recorrido haya dejado algún hecho que lamentar en ese corregimiento, las reacciones no se hicieron esperar.
Por ese motivo, el Ministerio de Medio Ambiente se pronunció en días pasados. Tras varios años de estudios, de la mano del Instituto Humboldt, la Universidad Nacional, Corantioquia y Cornare, la cartera concluyó que los más de 130 hipopótamos que actualmente habitan esa subregión se tendrán como especie invasora.
Estos animales salvajes, según los expertos, representan un riesgo para la población y las especies endémicas de esa zona, por lo que el debate por controlar su natalidad se ha vuelto una necesidad mayor. Las cuentas del Instituto Humboldt llegan a 700 ejemplares de está especie en la subregión para 2030, en caso de no mitigar su reproducción a tiempo.
El problema, sin embargo, se centra en la disponibilidad de recursos. Las esterilizaciones son costosas y aunque se concibe la idea de sacrificios, esta todavía no se concreta. Hasta la Justicia estadounidense se ha pronunciado en este caso.
A finales del año pasado, una jueza de ese país reconoció a los hipopótamos del Magdalena Medio como personas jurídicas. Karen Litkovitz, magistrada de Ohío, abrió la puerta para que los mamíferos, en voz de un representante, defendieran sus derechos.
Lo que se busca es que el problema ecológico causado por estos invasores no se solucione con su sacrificio, sino mediante un plan sin dilaciones por parte de las autoridades ambientales, con el que se logre esterilizarlos. La idea, en últimas, es que sean ubicados y confinados en el Parque Hacienda Nápoles con seguimiento veterinario. COLPRENSA
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