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Foto del escritorActa Diurna

El futuro de los hipopótamos de Nápoles, en manos de la justicia



Si no se hace nada, los descendientes de Magnolia, Gloría, Pancha y Manolo se contarán por miles y en unos años podrían extenderse por buena parte de la cuenca del río Magdalena y el norte del país.


Los hipopótamos de la hacienda Nápoles, parte de la herencia nefasta que le dejó el capo del narcotráfico Pablo Escobar al país, son una especie invasora, que se ha convertido en un riesgo para el ecosistema y para las personas que viven en la región.



La solución de este problema, que no es nada fácil, está ahora en manos de la justicia. El próximo martes, 16 de marzo, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca realizará una audiencia para explorar si es posible encontrar soluciones que no impliquen sacrificarlos.


Las alternativas


Sobre el impacto que representan estos animales para el ecosistema, no hay mayor discusión.


Según asegura la bióloga Nataly Castelblanco, la tasa de crecimiento de estos animales es del 14.5% en el país. Es decir que hoy existen cerca de 100 ejemplares, y en muy pocos años se podría estar hablando de miles de ellos.


De acuerdo con el Reporte del Estado y Tendencias de la Biodiversidad del Instituto Humboldt, los hipopótamos son “una especie altamente peligrosa a la que se le atribuyen muertes de seres humanos en África”.


Además, impiden el crecimiento de la vegetación nativa, son portadores y transmisores de enfermedades que afectan la fauna nativa y pueden reducir la actividad pesquera en el río Magdalena, entre muchos otros daños potenciales.


En lo que no hay consenso es en las posibles soluciones al problema. Las posturas se dividen entre la esterilización y confinamiento, la repatriación y la cacería de control.


El debate llegó al Tribunal Administrativo de Cundinamarca, porque un colectivo ambientalista, liderado por el abogado Luis Domingo Maldonado, solicitó una audiencia especial de pacto de cumplimiento, con el objetivo de solucionar el tema de la sobrepoblación, sin recurrir a un exterminio de los mismos animales.


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Para Germán Jiménez, investigador de la facultad de Biología de la Universidad Javeriana, la cacería de control es la única alternativa viable.


Pero, “eso no es salir a matar hipopótamos porque sí. Frente a eso hay una mala percepción de la gente, para eso hay procedimientos y tomará un largo tiempo”, explica.


Jiménez asegura que es necesario recurrir a esta medida por la necesidad de proteger la biodiversidad del país y porque Cornare ya ha intentado esterilizar a estos animales, pero su crecimiento va más allá de sus capacidades.


Para el abogado Luis Domingo Maldonado, autor de la acción popular que estudia el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, la castración de los hipopótamos sí es una alternativa, combinada con el confinamiento, preferiblemente en predios incautados al narcotráfico para que no sigan afectando la biodiversidad del país.


Eso sí, insiste en una solución que no implique matarlos porque ellos “al ser seres sintientes, no deben ser masacrados, simple y llanamente porque hay necesidad de resolver un conflicto, que está afectando un ecosistema y que puede afectar una comunidad”.


Por su parte, la bióloga Nataly Castelblanco, insiste en que “ninguna de las estrategias de castración es suficiente para erradicar la especie; ninguno de los elementos se traduce que la cantidad de castrados es proporcional al aumento de la población”. En su opinión, lo que se debe hacer es mantener la castración en algunos lugares que puedan ser controlados, pero que en aquellas regiones donde hay animales “ silvestres, difíciles de marcar e inyectar se pueda aplicar la cacería de control”.


La posibilidad de devolverlos a África, que algunos han planteado, parece más cercana a la ficción que a la realidad si se tienen en cuenta los costos y la logística que implicaría el traslado de un centenar de hipopótamos.



¿Qué puede hacer la justicia?


En la audiencia citada por el Tribunal de Cundinamarca deberán participar representantes de la Procuraduría, del Ministerio de Ambiente y de Corporaciones Autónomas, con el propósito de llegar a un acuerdo sobre la estrategia a implementar.


Si la reunión fracasa porque no hay acuerdo o porque todas las partes no se presentan, el magistrado podrá ordenar la entrega de pruebas, y luego decidirá si estas son suficientes para tomar una decisión Que podría ser definitiva para la suerte de estos animales. COLPRENSA

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