La cifra de migrantes que pasan a diario por el Darién rumbo a Centroamérica se duplicó en el último mes, afirmó el Director de Migración Colombia. Según cifras oficiales, aumentaron de mil a dos mil.
“Urabá muestra un cuadro particularmente, frente a otros lugares, porque es el paso hacia Centroamérica y que conduce hacia Canadá y Estados Unidos, que son los dos países de destino”, precisó Fernando García Manosalva en el programa Colombia Hoy Radio.
Pero no son únicamente ciudadanos del país los que atraviesan esa frontera, sino también provenientes de Ecuador, Venezuela e incluso se tienen registros de personas de origen chino y afgano.
La situación ocasionó que se desborden las capacidades de las autoridades, por lo que de parte de la entidad se hace énfasis en el fortalecimiento de su presencia en la zona, pero también se pide “centrar los esfuerzos del Estado y de todas sus instituciones en promover el desarrollo de esta región y apoyar diferentes iniciativas de emprendimiento”.
También, hizo un llamado a que la cooperación internacional pase del asistencialismo a la prosperidad del migrante. “Nos parece fundamental que haya un cambio de énfasis”, aseguró.
Es preciso recordar que el Darién es una zona que ofrece condiciones muy difíciles a quienes intentan transitarla, de hecho en el último mes se prendieron las alarmas por influencers que promovían el turismo de aventura en el lugar.
Datos entregados por el Servicio Nacional de Migración (SNM) también han revelado que el 15 % de los viajeros en lo que va de este año son personas en especial estado de vulnerabilidad: niños, niñas y adolescentes.
Los nacionales de Haití son el grupo migrante más numeroso hasta ahora con 12.585 personas, seguido de Ecuador (8.240), Venezuela (3.535), India (641) y Colombia (465). El resto de los viajeros proceden de más de 30 países del mundo, incluidos suramericanos, asiáticos y africanos.
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al menos 36 migrantes fallecieron en 2022 cuando cruzaban el Darién, donde los viajeros enfrentan los peligros propios de un entorno salvaje - animales, ríos crecidos, barrancos - así como los derivados de la presencia del crimen organizado, que ha usado la zona desde hace décadas para traficar drogas, armas y personas. COLPRENSA
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